enero 2010

El molesto 3-D

Imagen de unos lentes en 3D

Según James Cameron se tardó tanto tiempo en producir Avatar porque no existía la tecnología para reproducir el maravilloso mundo de Pandora. Uno de los principales motivos era la falta de salas 3-D.

Con tal información me decidí pagar 30% más de lo que cuesta un boleto en el cine, me puse los lentes de plástico encima de los que regularmente uso y comencé a disfrutar la novedad de los objetos tridimensionales con tal de disfrutar «Avatar» como se supone.

Al principio es novedoso querer tocar los objetos de la pantalla con la mano, pero es el tiempo el peor enemigo del 3-D porque poco a poco comienzas a darte cuenta de la inconveniencia que resulta .

Hace un par de meses ví una escena en internet de Avatar en la que Jake era perseguido por un remedo de dinosaurio. El mismo momento traducido a la pantalla grande en tercera dimensión resulta borroso y confuso; tus ojos no alcanzan a adaptarse lo suficiente para lograr detectar lo que ocurre. En su momento pense que fue una mala adaptación al formato, pero seguía ocurriendo una y otra vez.

El segundo síntoma es la necesidad de remover los odiosos anteojos a mitad de la película que dura dos horas y media. Resulta cansado para los ojos tanto tiempo tratando de compensar la falta de nitidez y no es recomendable el uso prolongado.

Hasta que no existan pantallas de cine en 3-D que no requieran los fastidiosos anteojos no creo volverme animar a pagar de más por tener un dolor de cabeza y si acaso llegara a considerarlo será para un filme animado de 80 minutos o menos.

Me arrepiendo de haber visto «Avatar» en 3-D, fue un distractor que me impidió disfrutar la película. No le veo necesidad pagar de más, lo que cuenta es el arte y no el empaque con el que venga.

Crítica: Astro boy

Imagen de Astro Boy la película

¿En qué momento Astro boy se convirtió en «Emo»?

En un intento por revivir un clásico de la animación japonesa que abrió en su tiempo las puertas del mundo occidental a más producciones animadas. Llega a la pantalla grande otra adaptación moderna del niño robot con un serio defecto de fabricación . . . su falta de humor.

Aún con una temática seria, tirándole al melodrama, la serie animada siempre encontró momentos para hacernos reír. Después de todo «Astro boy» va dirigido a un público infantil que desea divertirse y no ver a un niño (que parece adolescente) quejandose toda la película de la falta de amor de su padre. Hubo intentos con los personajes de la periferia que se esfuerza demasiado en buscar tu risa, pero es inútil, todas las personas que lo rodean tienen su propio drama: el Dr. Tenma, su amiga Cora, los villanos frustrados, los huérfanos, los robots. ¿De que se supone uno debe de divertirse?

La trama se enfoca en el científico de robótica Dr. Tenma, cuando pierde a su hijo en un trágico accidente, provocando un vacio emocional tan profundo que se dedica a suplirlo con la fabricación de un robot. Resulta que nada es igual a lo vivido anteriormente, por lo que inicia el desprecio a la creación y deja a nuestro heróe en la búsqueda del propósito de su existencia.

Hemos llegado a un excelente nivel técnico con las producciones animadas, que el común denoninador que arruina la experiencia esta siendo la falta de un buen guión. No importa si lo aderezan con el despreciable 3-D, al final todo se viene abajo cuando te quedas dormido a mitad de la cinta por la falta de una historia interesante. Pero «Astro boy» no tiene esa falta de trama interesante, es sólo que al momento de modernizar está versión diluyeron el personaje en un niño emo preadolescente.

Lo que no me esperaba es que una cinta dirigida al público infantil se dedicase a temas adultos como la consciencia ecológica, las diferencias sociales entre los sirvientes robots con los humanos y hasta entre los mismos habitantes que viven en la ciudad y la chusma de la superficie. Muy al estilo PIXAR , pero sin el impacto o el alma de las producciones de dicha compañia, todo es por arribita como para darle ambientación al asunto.

En terminos de acción al menos a los creadores no se les olvido el sentido de aventura que representaba la serie. Durante los breves minutos nos la pasamos en la ciudad Metro volando por los aires o en el basurero de la superficie conociendo amigos. Con algunas adecuadas batallas entretenidas para grandes y adultos se cubre el requisito de emociones.

Es solo al final cuando se resuelven los conflictos que comienzas a disfrutar la película, deseando que «Astro boy» se lanzase a la aventura a destruir el malvado extraterrestre en misión para destruir la ciudad.

No se que era lo que pretendían los creadores, quizás no querían hacer un «copiar y pegar» de las aventuras de las chicas superpoderosas. Les puedo decir que aún con ideas antes vistas en otras producciones lograron crear un producto único, en nada esta producción es mediocre, solo pienso que se les paso la mano con el melodrama.

Crítica: El Libro de los Secretos

En el futuro la civilización se a colapsado y un hombre llamado Eli (Denzel Washington) se la pasa todo el tiempo caminando rumbo al oeste de los Estados Unidos. En su recorrido no existe persona alguna en quien confiar, es todos contra todos, por eso cuando una pandilla de asaltantes decide robarle, Eli usa su carisma y un machete para aniquilar a todos.

Denzel Washington se brinca la barda con su actitud, es un espectáculo ver como despacha a los malos hasta con la mirada, me siento mal por decirlo, pero es divertido ver las escenas de sangre y descuartizadera de cuerpos.

¿Pero que hay de la trama?

Digamos que los creadores de la película tienen un punto de opinión sobre el papel de la religión en la sociedad. El poder que tiene la fe para crear y destruir una civilización es evidente en las motivaciones de los protagonistas.

Carnegie (Gary Oldman) es un hombre hambriento de poder, conocedor del la trascendencia espiritual que tienen las palabras escritas en la Biblia. Manda a sus achichincles (subordinados) a buscar posiblemente el último libro existente después de la gran catástrofe. Por el momento se conforma con el caciquismo de un pueblo abandonado en medio del desierto, aterrorizando a sus dos bellas damas y gobernando a un grupo de idiotas que quien sabe porque lo siguen (quizás porque sabe leer). Entonces llega Eli con su libro tan buscado y no le importa nada para obtenerlo.

No podía faltar el talento femenino con la preciosa Mila Kunis que la hace de acompañante inexperto en las aventura de Eli. No molesta , ni aturde su ignorancia, pero es al final cuando se la cree de alma guerrera cuando me emocionan las posibilidades de verla en una película de acción.

El ritmo de la «El libro de los secretos» es sereno, sin prisas. Puede que algunos les fastidie durar cinco minutos en cruzar una bahía, pero va con el estilo de los directores . Aún con sus momentos tranquilos donde admiramos los escenarios desoladores, el filme logra mantener nuestra atención. El motivo fue que los directores en los primeros minutos fueron exitosos en que el público simpatice con Eli, algo que se les esta olvidando a la mayoría que llegando nos zangolotean con acción y monos que ni conocemos volando por explosiones.

Lo que en un principio pudo haber sido novedoso el ver un mundo en ruinas, ahora se ha vuelto común en este tipo de cintas apocalípticas: puro sol, arena y no mar, sólo muerte y destrucción con las típicas tonalidades de colores grises en todas las escenas.

Tengo dudas si la película será exitosa con la mayor parte del público adolescente deseoso de adrenalina esperando explosiones cada cinco minutos. Aún haciendo un acto de equilibrio entre sermón y acción , el primero es quien gana, por lo que no se que tan deseosos estén de clases de teología. Esto último me lleva al final de la cinta donde vemos si el asesinato de personas (aún en defensa propia) justifica la fe. Porque Eli es un misterio hasta el final cuando se revela su naturaleza inspiradora, la fuente de su fortaleza y sus múltiples escapatorias de la muerte.

Pues ahí tienen una propuesta aceptable para estos fríos días de invierno en el norte y de calor intenso en el hemisferio sur.

Crítica: Hada por Accidente

Dwayne Johnson protagonista de Hada por Accidente

Es una anomalia que la película sea estrenada una semana antes en Latinoamerica y no en el mercado más grande del mundo en Estados Unidos. Pudo haber sido la competencia , o que los pocos críticos que se sentaron a ver el filme no les gusto. Lo que les puedo decir es que no está tan pésima como la han hecho creer, algo enpalagoza, pero decente.

Dwayne Johnson ya lleva un buen kilometraje con estos papeles familiares y por lo visto a encontrado un mercado para sus intentos de actuación. Digo intentos porque lo que hace es sólo es ser él mismo, nada fuera de lo extraordinario. Reconozco que tiene personalidad y carisma, lo cual no muchos pueden presumir , pero necesita un personaje más complejo en alguna otra película (quizas de acción) que demuestre progreso con ya un buen de fimaciones encima.

Entonces tenemos la historia de Derek Thompson (Dwayne Johnson), un jugador de hockey que no cree en las hadas y ni en la mínima posibilidad de que los sueños se puedan hacer realidad al menos que existan las condiciones extraordinarias necesarias para lograrlo. En pocas palabras es un aguafiestas. Entonces las hadas de Hadalandia (que original) deciden castigarlo a servicio comunitario por dos semanas recogiendo dientes.

De ahí en adelante tenemos los chistes forzados del entrenamiento de hada, ver a un hombre musculoso pasar por las pruebas de vuelo , vestuario y persecusiones de animales varios. Todo suena divertido en teoría, pero no funciona del todo por ser simples trucos que ya hemos visto antes. Reconozco el esfuerzo de buen corazón porque no existe nada ofensivo ni fuera de lugar más que hacer reír sanamente.

Aún con el contrastre de los violentos juegos de Hockey contra la ternura de una histora de hadas, lo primero ayuda a mantener la atención de lo que se hubiera convertido un dvd obligado para noches de insonmio.

No existen sorpresas en la trama y el final se vuelve demasiado cursi empalagoza. Los elementos fantasiosos facilitan que la película sea dirigida mayormente al público infantil, mientras que los adultos disfrutarán ciertos momentos con la matriarca de las hadas Julie Andrews. Pero no se emocionen tanto que la actuación de la gran dama no viene con el encanto mágico con el que crecimos y nada más se la pasa gruñendo.

Al final, resulta ser una propuesta familiar inocente para estos primeros meses del año. Insípida, sin sorpresas y predecible.

Crítica: El Cuarto Contacto (The Fourth Kind)

Hay que admitir que el género de rapto extraterrestre no cautiva tanto como hace algunos años cuando no era tan común ver tantas personas con sus cámaras grabar objetos voladores en el aire. Por eso resulta novedosa la propuesta del director Olatunde Osunsanmi de mezclar escenas ficticias de los actores con supuesto material audiovisual verídico para hacer de esta película algo fuera de lo ordinario.

La primera escena es la misma que en el tráiler. Se acerca la bella Milla Jovovich para informarnos que lo que estamos a punto de ver esta basado en hechos reales y que depende de nosotros que creamos lo que nuestros ojos están a punto de ver. Esto funciona como el inicio de una atracción mecánica de feria, donde entras a la casa de los espantos y aún sabiendo que nada es cierto, no dejas de espantarte por fantasma que se aparece.

Hablando de fantasmas. Durante la película aparecen escenas de la entrevista con la verdadera Dra. Abigail Tyler ( que parece más extraterrestre que los mismos seres del espacio) y un psicólogo inquisidor en conocer su historia que lleva el mando de la diarrea informativa.

Comenzamos con un paciente en estado hipnótico que relata sus síntomas de insomnio a nuestra bella psico-actriz y no a la ojos de rana. De ahí en adelante los relatos se vuelven enigmáticos y los eventos desagradables que le ocurren a los abducidos son el fuerte de la película.

A diferencia de «Actividad Paranormal» , aquí son más reales los hechos paranormales en especial con la pésimas videograbaciones que logran el objetivo de lograr uno que otro espanto. El lado negativo es que esta escena se repite a lo largo de la cinta, claro que aumentando un poco la intensidad del zangoloteo magnético de la cámara, voces, gritos, etcétera.

Milla Jovovich hace lo que puede con su falta de emotividad cuando las escenas lo solicitaban. No se le cree cuando grita desesperadamente por su hija o otro hecho extraño le cause temor. Afortunadamente no recae en su actuación para lograr el aspecto del terror, como ya dije , son los videos lo que proporcionan los mejores momentos.

La decepción llega cuando descubrimos que el supuesto halo de veracidad que envuelve a las escenas con una edición llamativa, es una farsa. No existe nada de verdad en las desapariciones de personas en un pueblo de Alaska. Los creadores se valieron hasta de pedazos de periódicos reales, pero falsificados para lograr la publicidad necesaria.

Aún así logra a medias su objetivo de espantar y entretener. Sólo con tanto truco pueden lograr una narrativa coherente para sostener la farsa.

Crítica: Invictus

Morgan Freeman y Matt Damon protagonistas en Invictus

Esta película es nada sin Morgan Freeman. Es solo por él y nadie más que él por quien vale la pena conocer la historia de unificación de la gente de Sudáfrica durante el mandato de Nelson Mandela. No hay duda que el actor será nominado a un premio Oscar por personificar un icono de la paz mundial.

Invictus es la historia del ya presidente de Sudáfrica Nelson Mandela, quien se tiene que enfrentar a una sociedad divida, aún indispuesta a cooperar como una nación. Es entonces que el deporte nacional del Rugby es útilizado como la herramienta perfecta para lograrlo.

El director de la cinta Clint Eastwood sigue la formula ideal para llegar de nuevo a los miembros de la Academia con una película que inspira el alma. El único problema es que es demasiado predecible en su trama para causar sorpresas. No vean los avances de lo contrario es como si hubierán visto toda la cinta.

Es un acierto el enfocar la atención en Nelson Mandela, porque no vemos con detalle los antecedentes, no existe representación gráfica de tanto resentimiento de los negros con lo blancos y viceversa, y los temas principales de racismo y tolerancia están presentes pero sólo con actitudes por parte de los personajes y no con hechos. Este es el después.

Toda la trama fluye con un aire de serenidad y no de urgencia por resolver los problemas que aquejan al país. Es aquí que se ve por parte de los productores la necesidad de crear los ingredientes necesarios para el último acto envuelto de felicidad y gloria.

El deporte del rugby es un pretexto utilizado en la publicidad para disfrazar los constantes monólogos de Morgan Freeman, mismos que me mantuvieron fascinado y atento a cada palabra. Cuando la atención se dirigia a todo lo relacionado al juego de pelota se volvia un aburrimiento, en especial al final con el gran partido tan pésimamente editado que no me permitió emocionarme por la ignorancia que tengo al deporte. Me quede igual que los negros preguntandome de que tanto se emocionan los blancos. Todo recae en tu disposición en quererte emocionar por el ambiente, las expresiones y gritos jubilosos de los aficionados.

La otra estrella de la que casi no he mencionado es Matt Demon, quien la hace de capitán del pésimo equipo de rugby destinado a la victoria. Su papel es de lo más simple porque se dedica a estar motivado todo el tiempo para ganar, su rango emocional se limita a gritar en los partidos y ha escuchar a Nelson Mandela.

Como lo dije en un principio. El único motivo para ver esta película es para ver la actuación de Morgan Freeman en un personaje hecho a su medida. No me viene a la mente nadie más que pueda llenar los zapatos del gran hombre Mandela. La fortaleza con la que evoca el sentimiento de perdón a los enemigos, sus palabras reconfortantes de esperanza y harto trabajo duro para alcanzar sueños; no cualquiera lo puede hacer.

I thank whatever gods may be

For my unconquerable soul.

I am the master of my fate:

I am the captain of my soul.