Jack Bauer 2.0
Pues que me animo en comprar mi boleto económico de avión por Volaris (500 pesos con todo e impuestos) para asistir a una función especial en los Estudios Universal de la Ciudad de México.
«Al Filo de la Oscuridad» es un triller que cubre todos requisitos de una película de su género, no existe nada de original más que la reutilización del material en momentos adecuados para crear impacto. Lo anterior no lo mencionó como un negativo si no como una virtud de los creadores por considerar que ya hemos visto cientos de películas con los mismos trucos de siempre.
Mel Gibson interpreta a un detective de policía de la ciudad de Boston, quien es victima del asesinato de su hija. A partir de entonces tendrá que descubrir los motivos y junto con el ver las decisiones que deberá de tomar para llegar a la verdad.
Aquí la estrella es Gibson quien hace ocho años no regresa a la pantalla grande y sólo me hace desear de un buen libreto porque el señor sabe actuar. No se si su psicólogo le recomendó el papel de padre vengativo porque por la actitud que representa en la película, hasta parecía ejercicio terapéutico.
El mismo director Martin Campbell, de las reciente película de James Bond llamada «Casino Royal», conoce los momentos exactos para lograr sorprendernos. La dirección es fluida en un ambiente extenso sin limitantes para mostrar los escenarios naturales de la ciudad de Boston, el cual utiliza efectivamente como parte de la trama. Que por cierto es la típica de conspiraciones secretas en los altos niveles del gobierno corrupto de los Estados Unidos.
Al principio es confuso el guión al intentar descifrar quien es quien de tanto personajes misterioso. Es a lo largo de la cinta que la neblina se va despejando y por fin despega la película con una serie de descubrimientos y escenas inesperadas que te mantienen atento. Pero para llegar a lo jugoso del asunto, debieron de haber pasado 30 minutos de escenas alucinantes de la niña-víctima, traumas y constantes menciones del nombre de Northmoor.
El clímax es exitoso en generar impacto pero con el precio de perder veracidad al convertir Thomas Craven (Mel Gibson) en un Jack Bauer 2.0 con baterías Energizer que sigue y sigue y sigue…
Las escenas se vuelven en momentos sádicas y el dramatismo se amplifica al máximo en las expresiones de los personajes al grado de ver hasta las arrugas de Mel Gibson sin censura.
Definitivamente es una buena propuesta para el fin de semana si logran tolerar un inicio lento y el final de conejo Energizer.