noviembre 2012

La crítica insensible

Cuando el mundo no gozaba de los beneficios del internet, la principal fuente de información se encontraba en los periódicos. En ese entonces se suponía que un grupo de expertos escribía de los principales temas de interés con veracidad, credibilidad y profesionalismo; porque de lo contrario las ventas se verían afectadas o cientos de cartas llegarían a redacción reclamando la cabeza del autor.

Al tener la opinión de un pequeño grupo de privilegiados críticos de cine sus palabras literalmente se volvían ley. Podían destrozar un estreno en breves líneas o hasta hacer de un churro cinematográfico una obra de arte.  La opinión del público era inexistente y si acaso podía influir en su grupo de amistades que los invitaban a ver lo que consideraban justo de su atención.

Esos tiempos han quedado atrás. El uso de las redes sociales implica una diversidad de juicios que hasta se valora con tomatometros y porcentajes, porque de lo contrario uno tendría que leer una buena cantidad de críticas sólo para considerar asistir a un cine. Ahora todos pueden comentar y tener acceso a los pensamientos de quienes fueron testigos de una película. El poder que tenía un grupo de gente llamados críticos se compara con el grillo de Pinocho.

El uso de internet propicio que ahora todos podamos tener opinión hasta de la crítica que leemos. Pobre de aquel que vaya a contracorriente de lo que considera la mayoría, porque el castigo se traduce en decenas de comentarios explosivos que hacen dudar hasta de la falta de ortografía.  Esto a generado que los críticos se vuelvan más flexibles a los gustos de la audiencia, lo cual es difícil y les voy a explicar porque.

Con el paso del tiempo uno llega a mirar tantas películas que inevitablemente la escala de valores se va ajustando. Lo mismo sucede con público, pero no al mismo ritmo, ya que si bien les va, asiste al cine por lo menos una vez al mes. Es por eso que son comunes los debates de los recientes estrenos que son sobrevalorados y una crítica que tiene conciencia de la historia para juzgar su valor.

Ahora, ¿quién está en lo correcto? ¿Cuántas veces no hemos visto como la crítica apabulla una película, para luego salir con ha recaudado más de 100 millones de dólares?  Ahí está Crepúsculo que goza el privilegio de ser adorada por una audiencia ardiente de las aventuras románticas de Bella.  Entonces, ¿qué sucede?

Ni que se diga de los premios de la Academia que son más que un insulto para un público que no ha visto ni la mitad de las películas que nomina. Es más, muchas ni las toleran.  ¿Acaso vivimos en dos mundos en donde existe el visitante casual de cine y en otro el cinéfilo de hueso colorado?

Hollywood está hecho para la audiencia casual, aquella que genera grandes ingresos. El que logre congeniar con la mayoría es un triunfo del cual pocos pueden gozar. Es por eso que para aquellos insensibles surge algo que le llaman cine de arte: ese que encuentras en una esquina del Blockbuster, en un festival de cine con la sala más pequeña o de plano en un centro cultural.

Por eso vemos que la crítica es insensible a sus gustos. No tanto porque sea bueno o malo, al final ustedes deciden, simplemente que existe una lucha por definir que es buen cine y que no lo es. Con el uso del internet esto se ha vuelto difícil por el poder de las mayorías que es libre de emitir su opinión y que declara la falta de objetividad  de quienes tienen el privilegio de tener un espacio en la red.

Mientras sean peras o manzanas. Lo mejor es saber respetar nuestras opiniones, debatir con argumentos y no tomarse tan personal las críticas. A nadie se trata de humillar o hacer menos sus gustos por ciertas películas. Al final lo que importa es que disfrutamos del cine en todas sus facetas.

‘Argo’, misión imposible a la Affleck

Tony Mendez - Ben Affleck

Si vamos a hacer una película falsa, quiero que sea un taquillazo falso”

Con tanta buena publicidad de parte de la crítica, uno pensaría que ya tiene en la bolsa el Oscar a mejor película. Argo ha sido sobrevalorada en parte por la hazaña de realizar una cinta de algo tan increíble y a la vez por encender el sentido patriótico que tanto ciega a los norteamericanos. Tampoco voy a demeritar el trabajo hecho por Affleck, es sólo que no es tan fabulosa como se dice por ahí.

En pocos minutos conocemos el contexto político de Irán con la profundidad y análisis equivalente a leer la parte trasera de un cereal. Acto seguido por un grupo de furiosos protestantes apostados en las afueras de la embajada de Estados Unidos en Teherán. No conocemos motivaciones personales de tales individuos y si llegan a decir una palabra, ni tan siquiera son de las que se merecen ser traducidas. Esto no es una clase de historia y conforme transcurre la película se darán cuenta que es una producción que sigue la fórmula del cine comercial.

El director Ben Affleck no pierde la oportunidad de crear suspenso. Esta es la mejor cualidad que se tiene y por lo cual es tan venerada la película. El hecho de que aún conociendo el final de esta historia lograr crear momentos de peligro es lo que ha fascinado a la audiencia, ¿qué tanto se los crean? Eso depende de cada quien, pero es evidente que ha logrado seducir a una mayoría que esta dispuesta ha aceptar la propuesta.

El enfoque de la trama está en lograr sacar del país a un grupo de seis funcionarios estadounidense que lograron huir de la embajada y que se encuentran escondidos en la casa del embajador de Canadá. Contrario a lo que podemos pensar, los protagonistas no son los fugitivos, si no el agente de la CIA, Tony Méndez, lamentablemente interpretado por Ben Affleck. Pensaba que era una exageración decir que es de lo peor que ofrece la película, pero conforme pasaban los minutos uno se da cuenta como es opacado por el resto del elenco.

El plan por más absurdo que parezca, es fingir que los seis refugiados son parte de una compañía de cine dispuesta a filmar una producción en Irán.  Con identidades falsas proporcionadas por los canadienses, hasta se darán el lujo de salir del país por el aeropuerto y no en bicicletas hasta Turquía.

Después de una serie de escenas donde actores interpretando altos funcionarios gubernamentales discuten los riesgos involucrados si los llegan a descubrir. Es que da paso a lo que para mí fue lo más agradable del asunto, que es como logran llevar a cabo el plan de crear una producción ficticia para lograr el objetivo.  Para eso tenemos a John Chambers (John Goodman) y  Lester Siegel (Alan Arkin), quienes son los encargados de elaborar la farsa en Hollywood de que una película llamada ‘Argo’  esta buscando locaciones en tierras exóticas del medio oriente. Ambos actores con su carisma, además de unos diálogos con ciertos tintes de comedia, hacen que este tramo de la cinta sea amena.

Interesado más Affleck en entretener que en basarse en hechos reales, se las ingenia en crear situaciones que logren exprimir el suspenso. Literalmente nos vende la idea de una inexistente bomba de tiempo, la cual raya hasta en ser un insulto para la historia. La mitad de la cinta esta plagada de escenas en donde se pretende dar peso a las futuras amenazas que serán liberadas justo a tiempo en el desenlace. Más evidente es en la persecución inexistente en medio del aeropuerto.  Y saben lo peor de todo , que aún así la película funciona.

Argo-los secuestrados en Irán

El ser director tiene sus ventajas y Affleck abusa al ser el protagonista. El hombre no aporta nada a su película y se vuelve en un hoyo negro a la mitad de la cinta cuando pretende darle importancia a la vida del personaje que interpreta.  No existe interés en que este hombre salga con vida de la misión y lo lamentable es que absorbe una buena cantidad de tiempo.  El colmo del asunto llega cuando los seis actores que interpretan a los fugitivos  con los pocos minutos que tienen logran crear simpatía en su causa. Algo que el Sr. Ben nunca logra hacer.

Es absurdo pensar que ‘Argo’ es una representación fiel a los hechos históricos que dice honrar. Si así fuera, tendría la decencia de mostrar las dos caras del asunto y no sólo el lado patriótico norteamericano.  Lo que tenemos aquí es una cinta 100%  Hollywood que pretende vender suspenso. Aunque para ello necesitas creer en las circunstancias que se nos presentan y la inocencia de los fugitivos que huyen de una país en revolución. Es aquí donde se topa pared, al no tener esa sensibilidad, patriótica, uno como extranjero sólo ve un grupo de metiches que ya no tenían nada que hacer en un país que reclamaba su expulsión.

Lo que más me sorprende que aún con sus errores exista una prensa ansiosa de colocarle nominaciones y premios. Tanto que hasta me estaba creyendo que era la nueva venida del género ‘thriller’.

Es una buena cinta, no más.

Saga Crepúsculo – Amanecer Parte 2, juntos eternamente

Como bien sabemos, se ha estrenado ya el tan esperado desenlace de la Saga Crepúsculo y esta ha llegado a su fin con la segunda parte de “Amanecer”. Repite Bill Condon en la silla del director así como la fotografía de Guillermo Navarro.

El fin de una historia que cuenta con fervientes admiradores y por supuesto detractores, ¿Pero que es lo que podemos encontrar en Amanecer parte 2?

Aprovecho para hacer una pequeña digresión, pues es curioso el fenómeno que provocan esta clase de estrenos, que al tratarse de productos mediáticos, siempre generan una gran expectativa y logran conjuntar una serie de circunstancias que en otros momentos podría calificarse de surreales. ¿A que me refiero con esto?, sencillamente al poder de convocatoria de propuestas como Crepúsculo y al fenómeno social que esto provoca. Analicemos entonces hasta dónde es posible generar una alta expectativa y una gran aceptación de parte del público, resumiré lo anterior mencionando el lamentable incidente que recién se suscitó en una sala de cine, sin duda una tragedia que provocó un gran malestar y que irónicamente el anhelado estreno que nos ocupa logró  superar sin dificultad alguna.

Regresando a Crepúsculo es un hecho de que nos encontramos ante una obra polémica, visto por donde quiera ser visto, pero centrándonos en la película  tenemos una serie de detalles importantes, se  trata de la segunda parte de una adaptación de la novela homónima y que a juicio de muchos, bien podía ser contada en un sola película, aunque este discutible metraje adicional tiene mucha tela de donde cortar.

Las luces de la sala se apagan, mientras un puñado de chicas adolescentes grita con emoción, he ahí al fin,  el punto álgido de sus sueños, aquel momento tan anhelado… Bella Swan  es ahora un vampiro, junto al hombre de sus sueños: Edward Cullen. Todo parece perfecto sin embargo desde un principio aparecen los problemas y una característica que tristemente ha pasado a ser insignia de la saga de Crepúsculo. No lleva ni un par de minutos en pantalla el filme, cuando es obvio que cuatros películas anteriores no bastaron para poder ofrecer efectos especiales si no decentes, por lo menos no risibles, lo que da inicio a una serie de desafortunados momentos que rayan en la comedia y no precisamente premeditada.

Fiel a mi consigna de evitar spoilers, la trama se desarrolla de forma lenta, ocupándose de demostrar la nueva vida de los protagonistas y los negros nubarrones que sobre ellos se ciernen, por momentos pareciese que no se va a ningún lugar, cuando sin aviso tenemos una serie de nuevos personajes, completamente sin trasfondo y que lo más que ofrecen es un ligero destello, sin llegar a más. No podemos olvidar personajes recurrentes como Aro, encarnado por un Michael Sheen increíblemente sobreactuado y que nos obsequia algunos momentos en pantalla lamentables.

Tampoco podían faltar las secuencias de acción que siguen presentando problemas en su ejecución, a pesar de ello reconozco que hay un gran merito en esta parte de la película,  una sencilla y previsible vuelta de tuerca, que extrañamente funciona de forma sensacional.

A pesar de algunas deficiencias, la película es capaz de dejar satisfechos a los fanáticos de los libros y de entretener por momentos al espectador que por algún despiste termine viendo la película. Desafortunadamente algo no cuadra con este cierre, carece de fuerza y abusa de la emotividad para su desenlace y aunque tengamos unos estimulantes créditos finales, la duda no desaparece del todo, al igual de la incertidumbre de que todo pudo ser mejor.

Después de Lucía, brutal bofetada de realidad

En México tenemos un serio problema que lleva décadas dándonos dolor de cabeza, a las personas que aprecian el buen cine me refiero, y es que somos un país sumergido en el melodrama de las telenovelas que abundan año con año en las dos cadenas televisivas más grandes e inservibles de México, como lo son Televisa y Tv Azteca. Pese a la pobre calidad de sus programas, especialmente las dichosas telenovelas, el público sigue sintonizando productos basura, aunque afortunadamente poco a poco son más las personas que van abriendo los ojos y se van decantando por mejores propuestas televisivas y cinematográficas. Y es que el virus de la telenovela afecta al cine que sufridamente se puede distribuir y filmar por acá, y encima resulta ser en la mayoría de los casos lo mismo que vemos en la casa; bueno, el panorama futuro no puede ser nada alentador.

Milagrosamente en años recientes ciertos directores mexicanos han tomado la iniciativa de hacer un cine más visceral, mas realista y mucho más crudo y brutal de lo que normalmente vemos por estos rumbos. Alejándose del melodrama penoso y barato que pretende manipular sentimientos, directores como Fernando Eimbcke (Temporada de Patos), Francisco Franco Alba (Quemar las naves) o Gerardo Naranjo (Miss Bala), han tomado la estafeta de un cine mucho más sincero, menos fantasioso e inverosímil, mucho mas salvaje, violento y creíble. No por nada sus trabajos han sido premiados en diversos festivales por la crítica especializada, aunque desafortunadamente el público, mexicano, poca oportunidad le ha dado a estos proyectos. Este año toca el turno a Michel Franco, quien con su cruel visión del Bully, en Después de Lucía, ha cosechado éxito tras éxito en el festival que se ha presentado, dejando el nombre de México por las nubes. Finalmente su obra llega a nuestras carteleras, y no queda más que aplaudir semejante arrojo al filmar una de las películas más crudas, crueles, realistas y desesperanzadoras del cine mexicano.

Después de Lucía nos presenta la vida de Alejandra, interpretada maravillosamente por Tessa Ía, una adolescente que se muda a la ciudad de México al lado de su padre, un enorme Hernán Mendoza, luego de que su madre muriese en un accidente automovilístico en Puerto Vallarta. Alejandra y Roberto, su padre, deberán dejar atrás el pasado e intentar iniciar una nueva vida. Mientras que Roberto sufre la depresión y soledad que le dejo la perdida de su esposa, Alejandra es víctima de los abusos de sus compañeros de escuela al difundirse un vídeo sexual de ella teniendo relaciones con un compañero suyo. Esta es la premisa, y lo que viene es puro cine. La secuencia inicial y la final es prácticamente la misma, y esto nos da razón de comprender la verdadera trama de la película y lo que Franco nos quiere narrar.

 

La muerte de la madre de Alejandra no solo es el detonante para el comportamiento de ambos personajes, su padre incluido, sino que sienta las bases para el desarrollo personal y emocional ante los sucesos que están por ocurrir. La primera aparición de Alejandra ocurre con ella sobre unas rocas con el colosal mar de fondo, lo cual da a entender el como se siente el personaje: sola ante el feroz mundo. No por nada el clímax de la película y el desenlace de la misma tienen que ver con el mar. Y es que el mar toma un significado de redención en la historia, de justicia y de pureza, de salvación ante lo malo que ocurre en el mundo de ambos personajes, padre e hija. Y es que en realidad, más que una familia parecen dos desconocidos compartiendo una casa, una vida, una rutina. Ambos están solos.

El tema del Bully, tan cotidiano en estos días, esta dando mucho de que hablar con respecto a la película misma y el tratamiento que Franco le da, para muchos trasciende los límites de lo humanamente soportable y creíble, para otros es simplemente normal y realista. Creo que Franco juega cartas muy peligrosas y arriesgadas al mostrar cosas sumamente perturbadoras, más aún teniendo en cuenta que no las muestra de lleno, sino que las deja a la imaginación, esto mediante largos plano-secuencias en donde simplemente deja que las acciones fluyan y toman lugar. La secuencia del pastel de cumpleaños o el viaje a Veracruz bien podrían ser horripilantes, pero se mantienen en tono y forma creíble a la historia que estamos viendo. He de reconocerlo, por momentos me resultaba imposible de asimilar que un ser humano pudiese resistir tanta humillación, pero luego me di cuenta que la deshumanización en la que vivimos actualmente se presta para esta cosas y otras mucho peores.

Su éxito en festivales tan prestigiosos como Cannes, San Sebastián y Chicago son solo una muestra del poderoso ejercicio fílmico al que nos enfrentamos. Un retrato crudo y actual del mundo, principalmente el juvenil. No creo que sea una película ni pretenciosa ni mucho menos moralista, creo que va mucho más allá. El final es tan abierto que nos da lugar a plantear nuestras propias conclusiones y dar un juicio objetivo y bien argumentado de lo que acabamos de ver. Considero que Después de Lucía es un notable y portentoso trabajo que debe ser visto por todas aquellas personas que disfruten y aprecien el cine como catarsis emocional. Una bofetada en la cara, un balde de agua fría a nuestra realidad destructiva y cruel. Un reclamo disfrazado de un filme de una calidad técnica y narrativa asombrosa.

007-Operación Skyfall, muerte y resurrección

Daniel Craig protagonista de Skyfall

Tuve la oportunidad de crecer viendo la franquicia del agente 007 protagonizada por el carismático Pierce Brosnan durante gran parte de mi adolescencia, algo con lo cual aún tengo gratos recuerdos. Esto viene a colación debido a que no tuve la oportunidad de ver a los anteriores agentes británicos en su máximo esplendor, y de los cuales Sean Connery, por amplia diferencia, se lleva las palmas como el actor que ha dado vida al mejor James Bond de la historia. Impactante. Más teniendo en cuenta que este año se conmemora el personaje creado por Ian Fleming por su 50th aniversario. Eso sin mencionar que Skyfall es la cinta número 23 del famoso espía. Vamos, que desconocido este sujeto, para nada.

Pese a haber visto fragmentos, me lamento aún no haber visto filmes de Bond de antaño, es evidente el cuidado narrativo y estético que le daban a la historia en si. Bond era un caballero ante todo, tenía estilo y era un mujeriego empedernido. La cosa vino a cambiar cuando Martin Campbell dirigió Casino Royale y Daniel Craig encarno al espía seductor, pues se alejaba del estereotipo clásico que durante décadas había reflejado el 007. Ahora teníamos a un guerrero, un salvaje, alguien que se ensuciaba las manos y que iba en contra de las normas y reglas establecidas para el personaje. El experimento gustó y se continuo con Craig aunque desafortunadamente la siguiente entrega, Quantum of Solace, fue un desastre. Pese a ello se aposto por Craig nuevamente y se le encargo al fenomenal director Sam Mendes encargarse la de siguiente historia. ¿El resultado? Hay que analizarlo a fondo.

Skyfall pretende ser un reinicio a la franquicia, un nuevo comienzo que pretende introducir nuevos personajes para darle jubilación a otros. La historia no creo que sea novedosa ni tampoco este tan bien contada como se cabría esperar, pero por alguna razón ha tenido un enorme éxito en crítica y taquilla. La trama se podría resumir en esto: el MI6 está en peligro y su principal encargada M (Judi Dench) ve venir una amenaza del pasado que pretende tomar venganza en la forma de Javier Bardem como el perturbador Raoul Silva, ex-agente y que le tocaré ser el villano en turno. Bond deberá frenar esta amenaza y de paso enfrentarse a su propio pasado. La historia bien se podría contar en poco más de una hora, pero Mendes nos prepara para un nuevo rumbo a futuro, nos planta las semillas que están próximas a germinar durante las siguientes entregas.

No creo que Skyfall sea ni la mejor película del 007 ni tampoco que sea tan formidable y bien contada como mucho se ha llegado a decir, más sin embargo se aleja de la rudeza y salvajismo de Casino Royal y toma un ritmo mucho más pausado y relajante. Bardem borda un villano carismático y complejo pero que debido a un guión endeble, no logra trascender más de lo que pudiese y se convierte en un mero actor secundario con un risible desenlace. Craig por su parte esta en su papel, mucho más sobrio y mejor encajado, se nota una evolución mejor trabajada y un desarrollo en su personaje más creíble y lógica, se agradece. Por lo demás, actoralmente hablando, poco tengo que decir. Ni la chica Bond, interpretada por una hermosa Bérénice Marlohe ni Ralph Fiennes jugando un papel fundamental, que no revelare, logran trascender como se hubiese querido. Caso similar sucede con el nuevo Q, Ben Whishaw, encargado de darle todos los gadgets a nuestro querido agente, y la nueva Moneypenny, Naomie Harris, los cuales aportan lo mínimo.

Considero que Skyfall es la muerte del agente que vimos en las dos anteriores entregas y que se convertirá en la resurrección de un nuevo Bond. Las escenas de acción son mínimas, aunque espectaculares, como la secuencia inicial, y se decanta mucho más por la interacción entre personajes. El tema de la película interpretado maravillosamente por Adele nos remite a ese Bond de épocas pasadas, de gloria, y nos hace pensar que hay algo nuevo en el horizonte. Con esto no quiero que me malinterpreten, creo que Skyfall es una película que merece la pena que la vean, más aún si son fanáticos de la franquicia, pues es una cinta «enlace» con futuras y posibles secuelas. Tiene dosis de humor, acción y emoción, si; pero todo esta contenido, muy contenido diría. Ojala Mendes hubiese explotado más los elementos que tenía, es lo único que le reprocho.

Skyfall es una opción más que recomendable para ver en cines, sin tampoco deslumbrar como se ha estado diciendo por ahí. Es una cinta para ver entre amigos o en familia y que les puede resultar entretenida en estos días. Personalmente esperaba algo más, una propuesta más arriesgada, pero tampoco me desagrada lo que vi. Si van acudir a verla háganlo sabiendo esto: Skyfall más que una aventura del agente 007, es un recambio generacional para posteriores entregas. Esto no es malo, pero puede decepcionar a algunos. Traten de verla pensando en ello y estoy seguro que podrán disfrutarla.

‘Guerra Mundial Z ‘, primer tráiler visualmente estimulante

De mí parte no existe ningún reproche a lo que visualmente propone el tráiler. Me ha fascinado como utilizan las locaciones para amplificar el impacto de la catástrofe que se desarrolla, además de la preciosa fotografía de Robert Richardson, quien colaboro en las nada despreciables cintas: ‘La invención de Hugo’, ‘El aviador’, ‘Kill Bill’; entre otras.

Supuestamente esta basada en la obra literaria del mismo nombre y escrita por Max Brooks, pero por lo que se ve, no mucho del libro ha sido traducido a la gran pantalla. El primer draft escrito por J. Michael Straczynski (Babylon 5) fue desechado por completo, dándole control del guión a  Matthew Michael Carnahan, con el fin de hacer una película de acción – como si hubiera un déficit de ese género. La situación se torna interesante cuando llaman a Damon Lindelof  (Lost, Star Trek, Prometeo) para reescribir el desenlace y por lo tanto retrasar el proyecto algunas semanas.

Con un presupuesto de 170 millones de dólares en juego, esta obra bien puede ser un catástrofe… pero financiera al estilo John Carter. Es por eso que este avance a mí parecer logra lo más importante: dar una buena impresión. Aún cuando los fanáticos no estarán de acuerdo con lo que destilaron del libro o que tenga una clasificación demasiado relajada para los zombies.

Mientras sean peras o manzanas. Estará por verse si logra crear suficiente publicidad en los avances a seguir, porque de original no le veo demasiado. Aún cuando me agradan los primeros minutos de destrucción masiva y la adrenalina a todo lo que da con los sobrevivientes huyendo de la hecatombe; lo importante es lo que sucede después. De lo contrario, mejor seguir mirando ‘The Walking Dead’ que ya es  un éxito comprobado y no andar experimentando con propuestas fallidas.