marzo 2015

Críticas a la carta: ‘La isla’, los mismos errores

Con este artículo damos oficialmente inaugurada la nueva sección de Cinéfilo Criticón: Críticas a la carta. Un espacio donde ustedes nos piden una película en especifico y nosotros haremos una crítica de la misma. Esta ocasión toca el turno al sexto largometraje del temido Michael Bay, cineasta odiado por medio mundo pero que pese a ello ha cosechado, en su filmografía, poco más de 5 mil millones de dolares alrededor del mundo. Vamos, mal no le va. Empecemos.

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Luego de haber terminado su primera secuela, aunque no sería la última, con Bad Boys II, Bay se adentraría a un género fílmico con el cual podía explotar a fondo sus virtudes como cineasta: la ciencia ficción. Y es que Bay, pese a tener un limitado grado de creatividad narrativa en sus películas, sabe hacer algo muy bien: usa las herramientas tecnológicas para contar una historia desde lo visual para con ello entretener al público pese a que la estructura narrativa del relato quede sobrada o intrascendente. Y en La Isla no es la excepción. Tomando como base los relatos distópicos de historias como  Fahrenheit 451 ó 1984, Bay nos presenta una idea muy interesante: es el año 2019 y la población mundial ha sido casi erradicada por un terrible virus, los sobrevivientes viven en una especie de instalación científica donde llevan una vida totalmente militarizada y tienen prohibido tener contacto con el mundo exterior, entre otras muchas cosas. Cada cierto tiempo hay una lotería, un sorteo, y el «sistema» escoge a un individuo al azar para que pueda salir de la instalación e irse a La Isla, el único lugar de la tierra libre de contaminación. Hasta este punto todo marcha bien.

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Digo esto porque Michael Bay tiene un serio problema que muchos compartirán conmigo: el tipo siempre antepone su enorme ego en deterioro de contar una historia bien. Me explico. Bay se dio a conocer, antes de ser director de cine, como un competente director de vídeos musicales y clips de reconocidas marcas americanas en los años 90’s. Con pequeñas mini-historias de 3 a 4 minutos, Bay usaba los recursos que tenía en su poder para poder impactar al consumidor, nosotros, y con ello dejar un grato sabor de boca en el espectador.  Así pues, Bay usaba los elementos que lo distinguirían durante toda su carrera: actores carismáticos, mujeres voluptuosas, edición frenética, música excesiva y efectos visuales al por mayor. Todo esto mezclado en pequeños anuncios funciona muy bien y logra su cometido, el problema es que esto mismo no puede tener el mismo efecto en un producto de más de 100 minutos de duración por una sencilla razón: el espectador se cansa.

Si bien estos elementos le resultaron más o menos bien en películas como La roca, hasta el momento su mejor trabajo, o Armaggedon, Bay los siguió utilizando sin ponerse a pensar si eran necesarios para contar una historia. No importa que tipo de género sea o que historia se este desarrollando, él usa los mismos recursos porque piensa que la fórmula tendrá el mismo efecto en el espectador, sea la historia que sea. Y ese es el gran error en La Isla, pero vayamos por parte.

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La película comienza de una forma conveniente aunque luego quedé muy inconclusa y confusa con respecto a la secuencia final, pero de eso hablaremos después. Las primeras imágenes de la película nos sitúan en la atmósfera dramática que la historia tendrá y la música de Steve Jablonsky es acertada con respecto al contenido. Finalmente somos testigos de algo que ya es repetitivo en muchas películas pero que sigue siendo eficiente por ratos: estamos viendo un sueño. Instantes después conoceremos al protagonista del relato, Lincoln Six Echo, interpretado por un cumplidor Ewan McGregor. Es a partir de aquí que en poco menos de 20 minutos iremos conociendo lo que esta sucediendo. El personaje de McGregor parece saber tanto como nosotros y hasta cierto punto eso ayuda a la fluidez e interés del relato, sin embargo, como viene siendo costumbre en las películas de Bay, conforme se desarrollen acciones y se vayan descubriendo más piezas del rompecabezas, las preguntas saldrán a flote, inclusive más que las respuestas y eso es un gran problema aquí pues la premisa de la película rápidamente será cuestionada por el espectador. ¿Esto es verosímil? ¿Por qué pasa esto y no aquello? ¿Qué esta ocurriendo? Esas interrogantes saltan a primer visionado y es normal, más si lo que nos están contando no tiene los cimientos sólidos.

Conforme avancen los minutos se nos revelará lo que muchos ya estaban intuyendo: estos personajes no son humanos sino clones y no existe tal Isla. Pero no solo son clones, sino que son productos de laboratorio sin alma, conciencia, sentimientos ni malicia. Resulta que a alguien se le ocurrió la brillante idea de hacerse millonario con la pregunta existencial que todo ser humano ha pensado: ¿Existe la inmortalidad? Pues por una considerable cifra de dinero puedes pedir a una empresa que te fabrique un clon en perfecto estado y resguardarlo en una instalación secreta alejada de la civilización. Cuando un órgano te falle o tengas un grave accidente, bueno, usarán las partes de ese clon para «revivirte». En este punto la idea es más que entretenida y la crítica que hacen a la sociedad es tremenda, desafortunadamente todo este fuerte mensaje se pierde apenas el protagonista escapa de esta instalación científica.

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Y es que hay un punto donde Bay nos toma, a nosotros como audiencia, como gente limitada de uso cerebral. ¿Me estás diciendo que en pleno año 2019 en una instalación con la mayor tecnología del mundo y por ende la mejor seguridad, un individuo pueda colarse internamente sin ser detectado y encima escapar tan fácilmente? La respuesta es no. Y es en este punto donde se pierde interés y credibilidad a lo que estas viendo. Bay usa explosiones, disparos, persecuciones, escenas de acción, música, edición desbordante y movimientos insanos de cámara para confundir al espectador y que a éste no le importa lo inverosímil que resulta tal situación. Pero basta y resulta que el espectador no es estúpido, sino por el contrario, es inclusive más inteligente que un crítico profesional de cine. Sabe cuando algo va mal y sabe cuando le están tomando el pelo.

Y es que el mayor problema de La Isla es que todas las situaciones que orillan al protagonista y a su compañera, interpretada por Scarlett Johansson, a seguir huyendo son simplemente ridículas. Elipsis de tiempo, chistes racistas y sin gracia, mujeres de pasarela, montaje de imágenes que marean tu vista, personajes que no te interesan y explosiones, muchas explosiones por todos lados. Es lógico pensar que con todos esos distractores pierdas el interés de lo que te están contando y más grave aún, te olvidas de la premisa que en un principio te había atrapado. Simplemente ya no te importan ni los personajes ni la trama pues son tales las situaciones que nos presenta la película que en cierto punto nos preguntaremos: ¿De qué va esto? No por nada muchos críticos habían comentado que son dos y hasta tres películas en una. Y lo peor es que ninguna gusta ni cierra un ciclo. Grave error.

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En cuanto a los personajes no tengo realmente una queja, Bay siempre ha sabido contar con actores de tal carisma que por el simple hecho de aparecer en los créditos hacen que el público pague un boleto de cine. McGregor hace lo que puede con su personaje, aunque en ocasiones se le nota perdido y carente de ideas, y no porque sea un mal actor sino porque el guión y las acciones de su personaje no le ayudan en nada. Johansson solo es usada como una linda cara, situación que, creo, los fans de la actriz no tomarán a mal para nada. Casi similar a Johansson es el de Djimon Hounsou, como el detective y militar privado que debe dar caza a los prófugos, un personaje cliché cuyo tratamiento es irritante. El antagonista del relato, Sean Bean, interpretando al Dr. Merrick, líder en jefe de las instalaciones y el concepto de los clones, hace un papel más que cumplidor y decente, aunque el desenlace de su personaje se siente forzado , muy forzado. Pero si de unos actores tengo que hablar, son de dos en particular. Uno es el siempre confiable Steve Buscemi, uno de los grandes secundarios en la historia del cine, como un divertido supervisor de mantenimiento que ayudará a nuestros heroes en la historia. Los mejores diálogos corren a su cargo, así como revelarnos toda la información necesaria de la película y con la cual los protagonistas deberán confrontar los minutos restantes. El otro gran personaje, aunque salga solo unos minutos, es el fallecido Michael Clarke Duncan, como uno de los primeros «afortunados» en ir a La Isla. Su secuencia es asombrosa y aterradora y es probablemente la imagen más recordada de toda la película, lástima que no siguieran por ese camino y se perdieran en absurdas ideas que no ayudaron para nada al desarrollo de la trama.

Con todo esto que dije no quiero decir que La Isla sea un desastre total, es más bien un producto fallido que se pierde no en su contenido sino en la forma en que lo narra, culpa total de Bay. No es para nada extraño que la película fuese un fracaso en la taquilla y que pasase sin pena ni gloria por las carteleras de todo el mundo. Ocasionalmente la pasan en el televisor y quizás algunos la vean una tarde de domingo cuando no hay absolutamente nada que hacer. Tiene unos aciertos e ideas entretenidas pero como conjunto falla estrepitosamente. Prueba de ello es la secuencia final rellenada con música emotiva, un acierto, para que el espectador pueda conmoverse o quizás quitarse el mal sabor de boca que dejó la película. Aunque minutos después de que haya termindo te preguntarás algo muy inquietante y confuso: ¿La secuencia inicial y final es la misma? Y de ser así, ¿cómo es posible que el clon haya soñado con una visión del futuro? Por este tipo de cuestionamientos es que la experiencia al verla queda inconclusa y decepcionante. Una lástima pues había aquí una idea sumamente profunda e interesante pero se pierde en un mar de decisiones mal ejecutadas de Bay.

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PD. En los próximos días Cristóbal y Miguel harán la crítica de Nymphomaniac. Excelente inicio de semana santa, comunidad.

Insurgente, en busca de la cajita feliz

A ‘Divergente’ le había dado un pase mayormente porque Shailene Woodley pone todo su empeño en hacer de Tris alguien que vale la pena seguir. Luego el sistema de facciones te mantiene entretenido lo suficiente hasta que el plan de genocidio se pone en marcha y terminas con la promesa ver lo que hay más haya de los límites de la ciudad. Ahora, la secuela en vez de mejorar con un mayor presupuesto o consolidarse como la alternativa a ‘Los Juegos del Hambre’, decide hacer todo lo contrario a su hermana separada al nacer, y se enreda entre sus propias patas.

Iniciamos con una fugitiva Tris y su galán Cuatro (Theo James) refugiándose en el sector de Cordialidad; junto con Peter (Miles Teller) y el idiota de Caleb (Ansel Elgort). Los malos llegan a alterar la paz y comienzan a buscar divergentes porque la gran líder Jeanine (Kate Winslet) quiere abrir una caja. ¡En serio, no estoy bromeando! Por supuesto que nuestros protagonistas huyen de vuelta a la ciudad, no por elección, si no porque el tren al que subieron los llevó.

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Al final de la primera película tenía la ligera impresión que veríamos el mundo más allá de muro, pero por lo visto la escritora Veronica Roth cambió de parecer y todo lo que ocurre en esta secuela es regresar a los personajes a un estado anterior a Divergente. Con excepción de Tris, el resto actúa como si el genocidio de la facción de Abnegación haya sido una festividad anual.

No ayuda que en el camino llegamos a conocer los líderes de Cordialidad o Verdad, y sus impresiones ante las acciones de Jeanine son de aceptación. ¿Qué clase de personas son estas? ¿Por esto piensa luchar Tris? Es entonces que se recurre al cajón de recursos reciclados para que la motivación de tu protagonistas sea la venganza,  su gran cantidad remordimientos y el amor por Cuatro.

Pero mientras que Tris está llena de confusión, el resto de quienes la acompañan sufren una terrible ausencia de personalidad, motivación y de plano razón de existir. Cada una de las decisiones del trío de galanes (Cuatro, Peter y Caleb) se pierden en escenas tan desganadas, con diálogos como si fueran recetas de cocina. Al menos Cuatro sirve de guardaespaldas, pero Peter y Caleb son los las semillas y el gargajo que tanto detestas en el jugo de naranja. Lo peor llega al final, cuando se trata de hacer relevante su presencia y sus escenas son dolorosas. No existe tensión, ni drama en supuestas traiciones que llegan de la nada.

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¿Entonces como justificas que a algunos les haya gustado esta versión cinematográfica? Simplemente con ofrecer las mismas escenas de acción sin sentido y con movimientos de cámara para hacerlo emocionante, el tener un tiroteo con infinidad de disparos sin lograr atinar el objetivo, el falso suspenso de muertes repentinas y lo mejor de todo, utilizar el dinero invertido en efectos visuales.

No importa que tu villano tenga una escena cómica, porque Jeanine camina como guajolota con tacones al mirar que fracaso en su objetivo. Mientras tengas secuencias llamativas con Tris mirando una pantalla verde en la cual se proyectan escenarios con pruebas a superar, por lo menos te garantiza la satisfacción de tu audiencia, y al final eso es lo que tenemos.
Contrario a lo que tantos medios han profundizado, el gran secreto de la caja mágica no me disgustó. No se porque, pero pienso que ya estaba tan desilusionado por lo ocurrido con esta secuela, que la explicación al sistema de facciones no me era de importancia. Y es triste, porque todo el esfuerzo para crear estos mundos alternos con sus reglas complejas, termina con el autor saboteándose a cada instante.

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Entiendo que el libro no es perfecto, pero la película no tiene que cometer los mismos errores. No tienes porque incluir una escena donde la misma protagonistas se tenga que preguntar lo que sucede y a la vez el público haga lo mismo. No sorprende ¡Enfada! Tales casos abundan en la película donde circunstancias fortuitas salvan a los protagonistas de sus estúpidas decisiones. La escena de Tris huyendo para regresar por la dichosa caja es ejemplo de ello, y ¿cómo lo resuelve el autor que el mismo se metió en tal predicamento? Pues con una solución que aparece de la nada.

Los guionistas debieron de haber hecho su trabajo y no tirar a la basura el trabajo hecho por la película anterior. El esfuerzo por crear el mundo de ‘Divergente’ es desechado con personajes que tienen decisiones incomprensibles y con una población tan obediente que sale al mundo exterior sonriendo como publicidad de Coca Cola. Tal escena es clave para mostrar las capacidades del director Robert Schwentke, que comprueba su ignorancia a los temas principales de la película y solo ofrece las mismas escenas de acción, balaceras sin sentido, luchas a muerte y todo lo que el cine chatarra puede ofrecer.

Francotirador, un vistazo al psique norteamericano

Durante el monólogo inicial de los últimos premios Oscar, Neil Patrick Harris enfatizaba que American Sniper había logrado recaudar la mitad de todos los ingresos de las siete películas nominadas. Tal hazaña es digna de reconocimiento, si no fuese por varios factores que no tienen que ver con la calidad de la película.

Se ha vuelto costumbre que en la última semana del año, un buen número de películas realicen su estreno con el fin de obtener nominaciones. Esta no fue la excepción, y durante más de un mes el filme paso desapercibido, los medios de comunicación ni en cuenta de su existencia hasta que apareció en la terna de mejor película al Oscar. Inmediatamente los ojos se centraron a la producción de Clint Eastwood y más los que se dicen afines a los principios conservadores del partido político Republicano.

El contenido patriótico de un hombre que escuchó el llamado de su país para combatir terroristas, fue anzuelo suficiente para que la audiencia de Estados Unidos asistiera al cine para presenciar la historia de un héroe. Por supuesto que la polémica de quienes se oponían a tal título generó mayor interés y la obligación de ver la película fue mayor con tal de estar al día.

Kyle y nina

Como director, Eastwood es demasiado competente al no perder de vista a su protagonista, le encantan que muestren carácter y sobre todo estoicos ante los problemas que uno tras otro aparecen en su camino. Conocedor de la polémica que implica el oficio de francotirador en un país invadido injustificadamente, el se dedica a querer mostrar la vida de Chris Kyle (Bradley Cooper) como aquel cazador de campo que después de la serie de atentados terroristas de 1998, escuchó el llamado de su país para luchar.

Hace un par de años, Eastwood fue criticado por su burla a Obama en una convención de Republicanos y sabe bien que su mayor logro es querer contar esta historia. Entiende que generar polémica no lo va a llevar a nada, que sus creencias son suyas propias y que no va a cambiar a nadie con su comportamiento de anciano delirante. Pero me entristece, que en esa aparente moderación existan fisuras de ese pensamiento retrograda de que Estados Unidos es la víctima y ellos los defensores de su forma de vida.

La trama es un cuento de hadas, lleno de ilusiones y de clichés que rivalizan con las nuevas interpretaciones de Disney. Sin complicarse la existencia, los malos de la película son todos los que usan turbante y Chris Kyle el defensor de los marinos que van en sepa que chingados objetivo. Desde la azotea dispara con precisión a todos quienes amenazan a las tropas de tierra y hasta tiene tiempo de comunicarse con su esposa. A fuerzas Eastwood tira todo lo que encuentra para humanizar a un personaje que se metió por elección propia al infierno.

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Quienes buscaron la adrenalina con escenas sin parar de guerra, con el transcurso de los minutos descubrieron su ausencia. Existen las típicas escenas de emboscadas, tiroteos o interrogatorios a extras musulmanes tan trillados que se obtienen en el catálogo de Hollywood. Si cayeron en la trampa de la publicidad que les vendió conflicto bélico, descubrirán que es un drama personal de un veterano de guerra tratando de superar sus traumas.

El patriotismo es una herramienta muy poderosa y en las manos correctas puede hacer grandes cosas. El llamado a combatir a tierras extrañas, bajo supuestas amenazas, es reconocido por un sector de la población que no entiende la manipulación a la que han sido sujetos. El creer que la libertad se defiende con una pistola, o que su estilo de vida es amenazado por terroristas, socialistas, liberales o agendas gay; se a vuelto una constante de un país tristemente perdido en su ego.

‘American Sniper’ no es una gran película, ni mucho menos para recibir nominaciones. Es una visión corta de una realidad con los miles de veteranos de guerra que son relegados a centros psiquiátricos, es la ilusión de que luchar en países extranjeros es justificado y plenamente una fantasía porque la realidad duele. Es la historia de un hombre que por voluntad propia fue y luchó en conflictos como invasor, asesinó a innumerables individuos, regresó a su hogar lleno de traumas y, como dice el dicho: a quien hierro mata, a hierro muere.

Los mejores reinicios de los últimos años

Ha sido difícil escribir este artículo porque la definición de ‘reboot’ tiende a confundirse con el ‘remake’. Es entonces que nos tienes investigando que tanto es uno del otro, pensando cuales de las películas califican y que otras definitivamente ni trazos.

No saben como quise incluir Dredd (2012), pero analizando la cinta te das cuenta que no es un reinicio, si no, una reinterpretación del cómic que la inspiró, o sea un remake. Luego llegue a considerar La Mosca (1986), y también resulta que es un remake.

Es cierto que han existido varios reinicios en los últimos años y el futuro seguirá estando llenos de estas anomalías, algunos con cierto grado de éxito, otros llenos de mercadotecnia cuando en realidad no son más que huesos del cadáver que carcomieron como buitres. Lo evidente es que varios reboots han sido de adecuada calidad.

Por lo general se considera un reinicio cuando la trama natural de los personajes no lleva a ningún lado, o los creativos consideran que no existe lo suficiente para satisfacer a la audiencia. Tal es el caso de ‘El Hombre de Acero’ y ‘El Sorprendente Hombre Araña, que por cierto, no están considerados como los mejores de los últimos años. No lo tomen a mal, son aceptables, más nada fuera de este mundo.

Sin más que agregar, es que comenzamos con un breve listado de los mejores reinicios de los últimos años.

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Rise of the Planet of the Apes (2011)

Los simios no tenían futuro y Tim Burton se encargó de ello con su versión fallida de 2001.

Nadie ofrecía ni un centavo por un reinicio que contará los orígenes del mítico planeta futurista. Entre más se conocían los detalles, más existía apatía porque la premisa se creía insostenible y menos cuando el protagónico era para el espantapájaros de actor James Franco.

Luego algo increíble sucedió, los promocionales eran cada vez más emocionantes (usualmente con escenas del final del filme) con los simios luchando y la audiencia respondió en masa. Contrario a todos los pronósticos de que esta saga estaba muerta, resultó que lo único que le faltaba era hacer los simios digitales.

Se que varios han de estar en desacuerdo (en especial Josué), más cuando la trama gira alrededor de simios súper inteligentes. El punto es que contra todas las expectativas, se lograr hacer de píxeles, personajes mucho más interesantes que los actores de carne y hueso. Pocos pueden presumir tan hazaña, al menos que quieran recordar ‘Avatar’ y sus pitufos.

Star Trek

Star Trek (2009)

La franquicia de ciencia ficción que ha resucitado más que una cucaracha abajo de un zapato, continúa sus aventuras regresando a la nostalgia de la primera generación.

Después del fracaso de  su última película a inicios de la década pasada con Patrick Stewart al mando, y una serie de televisión que solo duró cuatro años por decepcionantes ratings, los ejecutivos de la casa productora Paramount decidieron reiniciar la saga. ¿Pero cómo hacerlo sin ofender casi 20 años de historia? Pues creando un universo paralelo. ¡Por supuesto! Es así como tenemos a Spock y su villano olvidable, viajando a través de un agujero de gusano temporal cuántico o sepa la cosa. El chiste es que todo el desmadre creado por Alex Kurtzman y Roberto Orci funciona en mayor parte porque el elenco de actores hace un trabajo excepcional y el director J. J. Abrams se la pasa luciendo con los ya famosos destellos de lente.

Después de tantos años, Star Trek de nuevo es relevante para la ciencia ficción a tal grado que ha lanzado la carreras de varios involucrados en el proyecto. ¡Cough! J. J. Abrams en Star Wars.

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Casino Royale (2006)

En teoría no había necesidad de un reinicio: los ingresos económicos de los pasados filmes de James Bond eran sanos y todavía se defendía en el protagónico Pierce Brosman. Solo que en esos tiempos los críticos ya estaban hasta el tope con las tramas tan absurdas del agente 007, luego la audiencia conoció a un Jason Bourne que arrasaba en taquilla y el colmo era que nada garantizaba el éxito a largo plazo, menos cuando tienes a tu casa productora MGM en constante reestructuración para no caer en bancarrota.

La sorpresa vino cuando  los productores ya no estaban de acuerdo con la edad de Brosman, y en un acto de valentía se eligió a Daniel Craig. De inmediato los medios de comunicación comenzaron a fijar su atención en la producción y era un relajo al conocer los cambios tan extremos como la ausencia de Moneypenny, ‘Q’, o en caso contrario mantener a Judy Dench como ‘M’. Era volver al inicio, literalmente una restructuración para actualizar un James Bond atrasado a los tiempos.

El resto es historia, la apuesta fue todo un éxito no solo por las actuaciones, si no porque después de tanto tiempo el director Martin Campbell había logrado hacer emocionantes las aventuras del agente 007, sin olvidar ese toque sofisticado que tanto se presume y ha perpetuado por generaciones.

Batman Inicia

Batman Begins (2005)

Christopher Nolan rescató a los superhéroes y de paso a un Batman seriamente maltratado por la visión del director Joel Schumacher. La casa productora ‘Warner Brothers’ no tenía otra opción más que empezar desde el principio, no se tenía nada bueno para continuar y el riesgo, contrario a lo que uno pensaría, era mínimo. Se iban a cumplir 16 años desde que Tim Burton deslumbró con su versión del hombre murciélago, además que la propuesta de Nolan era opuesta a lo conocido porque brindaría seriedad y realismo, algo que claramente no se había visto desde la serie animada.

La película fue como un cubetazo de agua fría para todos quienes pensaron que los cómics eran cosa de niños. Por primera vez, los críticos voltearon a ver un género que estaba dando muestras de madurez. No solo obtuvo varios reconocimientos técnicos, si no que también marco tendencia de como se debe de interpretar un superhéroe en la gran pantalla. Es cierto que ya habían existido intentos como los X-Men, pero no tanto para distanciarse de lo conocido y mucho menos para que todos los que siguieran, intentarán brindar la oscuridad y realismo de Nolan.

Gracias a Batman Begins es como inicio una nueva era para el caballero oscuro, tanto en los videojuegos, televisión y por supuesto con su secuela que hasta hoy es una de las mejores películas del género.

21 JUMP STREET

 21 Jump Street (2012)

Entiendo que esta elección parece ser dudosa, más por el contenido juvenil que hasta ahora han desplegado Phil Lord y Chris Miller, pero es innegable el éxito que tuvieron al adaptar una serie de televisión que tuvo su estreno ya más de 20 años.

No había necesidad o tan siquiera interés por esta reinicio que nadie pidió, literalmente solo estaban los medios especializados esperando restregar en la cara de los ejecutivos que autorizaron esto. para decirles: ¡se los dijimos!

El resultado fue más que positivo porque la química entre los protagonistas era evidente, nunca se pretendió ser más que entretenimiento y logran el objetivo de hacer reír a como de lugar. Es cierto que tiene momentos algo subidos de tono, algunos personajes están claramente dementes, pero el factor sorpresa es innegable y no sabes en donde van a terminar Schmidt (Jonah Hill) y Greg Jenko (Channing Tatum).

Y si todavía tienen dudas de porque elegí 21 Jump Street, solo recuerden que gracias al éxito de este filme es que Lord y Miller tuvieron la oportunidad de crear ‘La Lego película’.

Godzilla - Mar 2014

Godzilla (2014)

La lagartija gigante estaba muerta, muerta muerta.. todo por culpa de un director llamado Roland Emmerich.

Todavía recuerdo en aquel lejano 1998 como con la aún novedad de los efectos visuales se anunciaba la presentación estelar del rey de los monstruos. Iba a ser un espectáculo de proporciones inimaginables, por fin Hollywood tenía en sus manos un icono de la cultura popular el cual utilizaría todos sus recursos para hacer historia. Y vaya que hizo historia, como un fracaso de proporciones enormes. Podrá haberse salvado económicamente, pero todavía está presente en nuestra mentes el asco de película que Emmerich conjugo.

Pero eso ya es historia, porque después de tanto tiempo el director Gareth Edwards fue el valiente que se atrevió a resucitar a Godzilla. Ahora su elección no fue al azar porque había demostrado cualidades con su filme ‘Monsters’ (que por cierto, me gusto a pesar de que algunos la tachan de aburrida), el resultado ahí lo tienen: sabe como crear suspenso ante la aparición de lagartija gigante y se guarda su sorpresa del aliento de jalapeños para cerrar con un clímax.

El éxito de Godzilla se debe de analizar como la culminación de una semilla plantada con Transformers y Cloverfield, pero fue el estreno de Titanes del Pacífico con sus Kaijus lo que cimentó en las mentes de la audiencia la posibilidad de disfrutar monstruos gigantes combatir en la gran pantalla.

En lo personal la película es regular, a pesar de que el manejo del Godzilla es respetable, son los humanos los que hieren a la producción (con excepción del siempre grandioso Bryan Carston que sirvió como anzuelo y lamentablemente disfrutamos poco tiempo de su presencia). De todas formas no deja de ser un reinicio digno de ser nombrado entre los mejores por la dificultad que ha tenido Hollywood para domesticar a Godzilla.

Pues aquí tienen mi opinión personal de los mejores reinicios de los últimos años. ¿ Y ustedes qué opinan? ¿Acaso me faltan algunos filmes por mencionar? No duden en comentar.

Relatos salvajes, venganza estilo argentino

Es entendible el fastidio de algunas personas por haberle otorgado el Oscar de ‘Mejor Película Extranjera’ al filme polaco ‘Ida’; después de todo, tienes a ‘Relatos Salvajes’ con un lenguaje cinematográfico más accesible, sin detalles complicados o en blanco y negro. En comparación, se vuelve obvio que la audiencia tenga preferencia por una obra que le ofrece una experiencia más completa y sin necesidad de rebuscar el arte.

No cabe duda que la propuesta del director Damián Szifron es refrescante, más en estos tiempos donde el factor adrenalina vende boletos. En vez de esperar 1 hora o hasta más esperando un clímax que en varias ocasiones ni llega, en esta ocasión recibes 6 finales en una película. ¡Una ganga!

Sin pretender imitar o profundizar en el funcionamiento del destino, las historias de los personajes solo tienen en común la temática de la venganza. No existen vínculos, jamás se llegan a encontrar o tan siquiera mencionar. Cada quien en su mundo, con su propio desarrollo, es como llegamos a conocer los motivos que los llevaron al adjetivo que presume el nombre de la obra: salvajismo’.El mas fuerte

Es el gran trabajo actoral del elenco lo que hace lucir el libreto de Szifron. Ellos son quienes se encargan de establecer el conflicto en el menor tiempo posible, con el riesgo de caer en la exageración. Más nunca llegas a percatarte de lo artificial que a ratos resultan las historias, me atrevo a decir, hasta demasiado fantasiosas. Si acaso, la única narración que está más dentro de lo probable es la del adolescente borracho, porque el resto bordan en un extremo del cual estamos dispuestos a aceptar porque nos impactan y emocionan. Es tan bueno lo realizado por el elenco, que llenarían ternas de actuación en varios certámenes.

Si uno quisiera entender el éxito taquillero de la película en su país natal, es porque ofrece un escape a la audiencia de los problemas socio-políticos que le aquejan. Los personajes que vemos llegan a un punto en donde se ven obligados a tomar justicia por su propia mano, hallar soluciones extremas o de plano volverse los héroes de su historia. Por supuesto que no se olvida de las consecuencias (algunas veces fatales), es solo que lo minimiza de una forma irónica y con tintes de comedia.

Bombita

Mientras otras propuestas esconden sus secretos, ideas o con formas tan excéntricas, Szifron nunca lo hace, siempre busca la mayor satisfacción de su audiencia y se dedica a ofrecer todo lo que su capacidad le permite. Es por eso que tenemos escenas con ángulos desconocidos, una iluminación impecable y una variedad de locaciones que claudican libertad absoluta. Jamás se siente una producción de Hollywood, o imitación alguna, al contrario, perpetua su identidad con un toque argentino a las circunstancias de los personajes.

El planteamiento de antología pudo haber sido contraproducente, si no fuera porque la historias fueron calibradas con un adecuado tiempo de duración y ubicación dentro de la cinta, todo con el fin de mantener el ritmo. Jamás te llegas sentir cansado o aburrido, a pesar de volver a tener que prestar atención a una buena cantidad de información para establecer las circunstancias de los personajes, son los seis clímax lo que hacen que valga la pena la aventura.

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Si existiera queja alguna, es en la falta de meritos para llegar a la condición de salvaje en tiempo record, en especial los relatos ‘El más fuerte’ y ‘Hasta que la muerte nos separe. Ambos casos se aceleran demasiado a tal grado que cuestionas la salud mental de los individuos que la protagonizan. Será emocionante de ver, pero en el análisis terminas por darte cuenta que es anti-natural. Quizás con un poco más de tiempo, planteamiento o de plano el comprender a los individuos que se están matando a golpes, esto hubiera funcionado mejor, pero son detalles menores.

Al final ‘Relatos Salvajes’ es una película comercial que goza de una gran calidad. Los reconocimientos que han recibido no son casualidad, en verdad está bien dirigida, goza de excelentes actuaciones, un libreto interesante y lo más importante es que logra satisfacer la mayoría del público. Aunque como siempre, hay excepciones.

Cenicienta, aquí no hay novedad

No lo voy a negar: de todas las películas animadas clásicas que Disney ha hecho en toda su historia, “Cenicienta” siempre fue con la que menos estuve relacionado. Son dos las principales razones por las que nunca conecte: primera es que es de los clásicos que no veía tan seguido (solo recuerdo haberlo visto un par de veces y listo). Y segunda, es la historia que siempre me pareció exclusiva para niñas; a otros clásicos les puedo encontrar detalles que a un niño podrían gustarles, pero no a “Cenicienta” que es historia exclusiva para niñas, al menos yo siempre lo vi así. Pese a eso, no se puede negar que es un clásico que aún permanece vigente y, por lo tanto, no había mucho entusiasmo cuando Disney anunció que volverían a realizar esta película pero en live action, siguiendo la tendencia iniciada por Tim Burton con “Alicia en el País de las Maravillas” en 2010 y que ha continuado con éxito en taquilla más no en críticas.

Cenicienta Hermanastras y Madrastra

La realidad es que, hablando solamente de re-adaptaciones, Disney ha salido muy mal parado: las películas han resultado nefastas en cuanto a historia y personajes, no capturan la escencia del cuento original y, aunque reúnen mucha taquilla, terminan siendo repudiadas tanto por la crítica como el público general. En mi caso, he tenido una relación con las adaptaciones live action de Disney bastante complicada: no odio “Alicia en el País de las Maravillas” pero me parece simplemente terrible; “Maléfica” es quizá la menos mala, pero sigue siendo una desgracia; “Oz el Poderoso” la deteste a más no poder; así que no tenía muchas esperanzas con esta reinvención de “Cenicienta”. Pero después de ver esta película……salí igual que como entre.

Para esta versión de “Cenicienta”, el director Kenneth Branagh decide ser lo más fiel posible a la versión animada de Disney de 1950, lo que da muy poco espacio para movimientos sorpresivos o nuevos; lo que deja a esta película en ventaja en comparativa a las películas pasadas, pero también queda en desventaja en comparativa a otras entregas en general.

Hada-Madrina

Uno de los principales puntos débiles con lo que se enfrenta esta reinvención es que, irónicamente, no reinventa nada: en sí, no hay algún cambio tan notorio con respecto al clásico animado de los cincuenta, salvo que está hecho en live action. Por un lado encuentro esto algo agradable, ya que no meten “actualizaciones” a los personajes que hagan que se sientan clichés (de hecho algunos si presentan mejoras); pero por otro lado, como dije, eso solo nos hace preguntarnos los motivos por los que se hizo la película, si todo esta exactamente igual que hace 65 años.

Mi otro detalle es con algunos de los personajes: las hermanastras son tan molestas como en la versión animada; por un lado, hacen que los niños se la pasen en grande con ellas, ya que no dejan de decir o hacer tonterías mientras avanza la película, pero una parte de mi piensa que aquí si debieron meter alguna actualización, o algo para evitar convertirse en caricaturas humanas. El Duque, interpretado por un desaprovechado Stellan Skarsgard (pero siendo justos, pudo ser peor como “Thor un mundo obscuro”), agrega una trama innecesaria (y olvidable); y Helena Bonham Carter cuando es solo voz off está bien, cuando está presente como la Hada Madrina me molesta, aunque no mucho.

Cenicienta y Principe

Creo que al final el mejor punto que tiene esta película es por las actuaciones: Cate Blanchett está muy bien interpretando a Lady Tremaine, de hecho le pone mucho a su personaje; Lily James como Cenicienta y Richard Madden como el Príncipe son bastante convincentes y, al menos en mi caso, causan ternura cuando están juntos. Si hay algo que reprocharle a James es que palidece en las escenas que comparte con Blanchett, pero supongo que también tiene que ver con el desarrollo de personajes, ya que en si la Cenicienta no tiene mucho desarrollo de personaje: sigue siendo la misma de hace 65 años.

Supongo que, si la quieren ver en la pantalla grande, puedo decirles que no se van a topar con algo innovador o distinto, pero tampoco van a encontrar algo que los insulte o que se sienta inapropiado. Al final, “Cenicienta” es un cuento de hadas que gustara a los niños y que los adultos podrán ver sin ningún problema, aunque no esperen algo innovador.