febrero 2017

Cincuenta Sombras Más Oscuras. No hay sombra que oculte su pobreza.

Hace 2 años llego a los cines de México y el mundo la película “Cincuenta Sombras de Grey”, basada en los libros del mismo nombre de E.L. James y que nos contaba la historia de Anastasia Steele, una chica que queda rápidamente enamorada de un empresario joven y misterioso llamado Christian Grey, quien tiene unas prácticas sexuales muy “peculiares”.

La película termino siendo un enorme éxito de taquilla, llegando a ser en su momento la película con clasificación C más taquillera de todos los tiempos (hasta que “Deadpool” el año pasado la supero), pero termino siendo odiada a mas no poder. La falta de historia, la pobre personalidad de los personajes y el hecho de ser un fan fiction de “Crepúsculo” termino por provocar un rechazo del público y la crítica, tanto que llego a ser considerada la peor película del 2015. En lo personal, encontré la entrega bastante mala, pero no llegue a odiarla como otros. Quizá porque ya sabía a qué me enfrentaba, así que cuando fui a verla decidí ver algunos aspectos positivos: la fotografía es buena, la música y canciones son contagiosas y Dakota Johnson me termino sorprendiendo, ya que aquí esperaba la peor actuación de la película.

Pero más allá de si es una buena o mala película, “Cincuenta Sombras de Grey” fue un éxito tan grande en taquilla que el anuncio y confirmación de la secuela fue más que evidente, solo que con algunos cambios: la directora Sam Taylor-Johnson dejo la franquicia (se sabía que tenía broncas con la autora de los libros) y su lugar es ocupado con James Foley, un hombre dedicado más a series de televisión y que tenía una década sin dirigir para la pantalla grande. También se mencionó que se llegaron a tener broncas con los actores, pero nada que una buena lana no pueda solucionar.

Y así, 2 años después del gran hit que resulto la primera entrega (aunque más por el morbo que levanto), nos llega la secuela con un presupuesto mayor, con un poco más de casting y con unas críticas aun peor que las de hace 2 años. Criticas en las que no puedo estar más de acuerdo, ya que “Cincuenta Sombras Más Oscuras” se erige como una de las peores películas del 2017, y eso que apenas vamos en el mes de febrero.

El problema principal de la película es, nuevamente, la historia que nos cuentan: la trama de la relación de Christian y Anastasia sigue siendo de lo más aburrida posible, pero con el aliciente de querer agregar algo de intriga y suspenso de la nada, con la amiga del pasado de Christian, el jefe de Ana, una ex del él; en fin, un montón de relleno para tratar de darle interés a la relación entre estos personajes, fallando de manera miserable.

Tampoco ayuda la manera en que son retratados estos personajes. Las decisiones de Ana de criticar todo lo de Christian señalando lo que es obviamente incorrecto y aun seguir con él, carece de todo sentido; y las acciones de Christian no parecen las de un novio cualquiera, mas parecen las de un psicópata de quien hay que cuidarse. No culpo aquí ni a Dakota Johnson ni a Jamie Dornan, de hecho, Johnson se mantiene bien y Dornan mejora en comparativa a como lo hizo hace dos años; pero el perfil de los personajes es mediocre y no tiene sentido en comparativa a las actitudes que pretenden mostrar.

Uno de los pequeños logros que la directora tuvo con la película anterior fueron los momentos de humor; cuando la película se tornaba seria era realmente estúpida, pero había escenas graciosas que en verdad hacían más amena la película. Aquí, esas escenas fueron sustituidas por puros chispazos de gracia, que no logran levantar el nivel de la película o por lo menos volverla más amena. La seriedad con que toman esta trama lo único que hace es exhibir sus enormes carencias y volverla aún más insoportable.

Los aspectos técnicos, que en la película anterior fueron de lo más sobresaliente, aquí terminan siendo nada. Ni las imágenes impresionan, ni la música es contagiosa, aun y cuando lograron hacer volver a Dany Elfman para esta secuela.

Y en cuanto al sexo, si esperaban ver algo más de atrevimiento en esta película, esperando ver algo que describían los libros de James, pues se llevaran nuevamente una decepción. Nuevamente tenemos las típicas escenas que puedes ver en una comedia cualquiera o en un blockbuster cualquiera. No es que uno quiera ver esas escenas en una película, pero si los libros en los que te basas su principal fuerte es el sexo, que te muestres recatado aquí no sirve de mucho.

“Cincuenta Sombras Más Oscuras” es un desastre en todos los sentidos posibles. No solo no mejora nada respecto a la película anterior, sino que los pocos méritos de aquella brillan por su ausencia. Se necesitaba de un director que no tomase en serio esta franquicia y que tuviera más atrevimiento en momentos clave. El otro año se nos vendría la última película de esta franquicia, que no promete una mejora para el espectador casual.

La La Land. Excesivo en estilo; poco contenido

En el lejano 2014, el joven director Damien Chazelle nos hizo girar cabezas con su musicalmente estimulante ‘Whiplash’. Tan inolvidable fue, que no se me quita la espina de que emocionalmente es superior a la ganadora del Oscar de ese momento ‘Birdman’.  Pero el tiempo ofrece nuevas oportunidades y ahora con ‘La La Land’, Chazelle se perfila para ser el ganador absoluto en una ceremonia que se ha vuelto por demás predecible.

El motivo principal de tanta alabanza es porque la película desde sus primeros minutos nos contagia de alegría con un musical donde personas bailan arriba de sus vehículos con un melodía muy parecida a ‘That’s How You Know’, del filme de Disney ‘Enchanted’. Sin poner resistencia, uno se rinde a las reglas del juego de que esto es una fiesta musical, por más que no estemos acostumbrados a ello.

La trama es básicamente el romance entre Mia (Emma Stone) y Sebastian (Ryan Gosling), mismo que se desarrolla como un carnaval de baile, luz y sonido. También tenemos un tercer protagonista que se anuncia en el título y viene siendo la ciudad de Los Ángeles, que a pesar de no contar con excesivas locaciones  turísticas, Chazelle se las ingenia para vendernos la fantasía de ser un lugar mágico donde los sueños se pueden hacer realidad, sin importar que tenga que grabar en la madrugada, encima de puentes, o en penumbras.

Con un espectro de colores azul, rojo, amarillo y verde; es como la película desea interpretar los diversos estados de animo de los protagonistas. Algunas veces consientes de tal efecto visual, cuando les conviene, y en otras ocasiones para crear un contraste.  Mientras Mia inicia con vestidos color amarillo, antes de conocer a Sebastian, al final terminamos con el azul de la melancolía por obvias razones de como finaliza el romance. El uso del color esta presente hasta en las escenas de penumbras donde una escena entre los protagonistas refleja el color rojo de la lampara de Mia, mientras que Sebastian prevalece la tonalidad azul. Ya saben, cosas técnicas que solo expertos conocen y recompensaran con premios.

Emma Stone con su rostro tan expresivo es perfecta para interpretar la ilusión de perseguir sus sueños. Con su magnifica sonrisa nos contagia de alegría, aún cuando el mundo no este de acuerdo. Quizás su personaje nos sea familiar, porque la verdad lo es, pero ella le imprime su sello que me hacen suponer que en realidad no esta esforzándose demasiado por actuar.

Ryan Gosling es otro quien no necesita estirar sus músculos histriónicos porque tal y como lo venimos conociendo en todas sus películas, aquí su faceta de galán no sufre en absoluto. Su personalidad es serena a comparación de su contraparte, con momentos desilusión, sin caer en el derrotismo. A lo mucho interpreta una escena donde nos quiere vender su amor por el Jazz clásico, pero es de oídos para afuera.

Después de una buena cantidad de minutos llenos de color, luz, sonido, y proclamaciones de amor de uno por el otro; por fin llegamos al desenlace necesario para justificar el romance que presenciamos. No tenía otra manera de terminar el filme, porque el poco drama que existía era tan diluido, que necesitaba el libreto de un shock que permitiera darle dimensión a su obra de casi dos horas. Era ese desenlace que eligio, o de plano terminar alguno de los dos protagonistas muertos, lo que no creo que Chazelle dentro de su visión se lo hubiera permitido.

Como habrán notado, si ponemos atención a la trama, esta no es tan sorprendente como uno quisiera. Me temo que quitando todos los adornos existe una desgastada historia de amor que permiten a Damien Chazelle no distraerse del objetivo de regalarnos nostalgia. Es por eso que el filme tiene momentos en donde esperamos a que suceda algo.

‘La La Land’ es un rotundo éxito cuando impone su estilo y logra recrear la emotividad de un musical. Si le agregas las múltiples referencias a un Hollywood egocéntrico entonces tienes la perfecta carnada para que la crítica baile al son que le toquen. No es un accidente tantas nominaciones, por donde sea que miras en la pantalla se ve el esfuerzo de un equipo que trabajó horas para brindar una experiencia única y diferente.

En tiempos donde el musical en la gran pantalla es una especie en peligro de extinción, se valora que el filme logre su objetivo de hacernos soñar. A eso, hay que agregarle el amor con el que seduce a la audiencia, entonces, que importa si es lo mismo de siempre reempacado de otra forma. Los resultados hablan por si mismos y no creo que exista otra película con tanto corazón como ‘La La Land’.

Talentos Ocultos. Matemáticamente correctos

No es necesario ser un científico lanzacohetes para entender porque ‘Talentos Ocultos’ (Hidden Figures) es un éxito en la taquilla estadounidense; la obra es prácticamente caldo de pollo para el alma.

La trama esta basada en hechos reales, en tiempos donde el racismo era común e imperaba la necesidad patriótica de vencer a los rusos en la carrera espacial. Es en ese mundo donde tres sobresalientes damas con altas capacidades para realizar cálculos matemáticos logran utilizar sus talentos para que la NASA lleve un hombre al espacio. Su único inconveniente es el color de piel.

Simplemente por la sinopsis uno puede intuir a donde nos lleva el filme, y efectivamente busca concientizarnos de las contribuciones no reconocidas de tres mujeres de color. El detalle está en que el filme es muy light, que a diferencia de ’12 años de esclavitud’ busca elevar los ánimos de la audiencia con un mensaje de superación personal y de como la libertad venció a la opresión. A lo que voy, es que no creo que muchas situaciones a las que se enfrentaron fueran tan cordiales y con tal de no agredir a un sector de audiencia decidieron bajarle el tono a los actos de racismo.

‘Talentos Ocultos’ es mucho más que una colección de ingredientes que lo hace apetecible a la audiencia. El filme es extremadamente cautivador cuando se enfoca en las contribuciones que realizó Katherine Goble (Taraji P. Henson) al programa espacial. La gran capacidad que tuvo para resolver los problemas matemáticos que permitieron lanzar un cohete en órbita, en la actualidad parecen ser parte de  la tarea de un bachiller, pero eso no le quita el merito al director Theodore Melfi de contagiarnos con el espíritu de exploración de esa época. Es cuando nos desviamos al drama de su vida familiar con los hijos y un prospecto de esposo lo que frena el ritmo de la trama principal, aunque son breves las escenas, si se llega a notar un contraste que le hace perder poder a lo que hubiera sido una sólida cinta de principio a fin.

Compartiendo créditos tenemos a Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), quien se hace cargo del departamento de computadoras de color, o mejor dicho, un grupo de damas que realiza cálculos matemáticos.  El peligro llega cuando un ordenador IBM amenaza su labor al realizar todo en cuestión de segundos, en comparación a horas de trabajo con enormes calculadoras del tamaño de máquinas escribir. Es fascinante ver el tamaño de tales monstruos de circuitos y las dificultades para hacer funcionar a lo que hoy llamamos computadoras.  Quizás su historia no tenga tanto enfoque, y me hubiera gustado más detalles, sin embargo reconozco el trabajo del libreto por diferenciar los caminos de cada una de las protagonistas para lograr su superación profesional.

 

Completamos el trió de damas pioneras, con Mary Jackson (Janelle Monáe), quien a mi parecer tiene la mejor escena de la película al intentar convencer un juez para obtener un permiso que le permita asistir a un colegio de blancos. El diálogo utilizado es por más inteligente porque se enfoca en la tenacidad del personaje para lograr sus objetivos, solo que me hubiera gustado más contenido al de una moraleja muy personal. Otra vez evadiendo poner el dedo en la llaga, más cuando se supone que viven en un mundo donde existen protestas a favor de derechos civiles.

Como una de las mejores películas nominadas al Oscar por la Academia,  se puede decir que su elección es correcta, aunque nada fuera de lo normal para otorgarle tan siquiera un premio. Tiene un par de momentos intensos que le dan importancia a la obra, y que por lo tanto la audiencia puede apreciar: como cuando descubre el jefe de Katherine sus ausencias repentinas solo por ir al sanitario, o el momento en que en que se resuelve un problema matemático crucial para lanzar un cohete. Pero el resto de la cinta es una colección de escenas genéricas vistas en otras tantas que la dirección escueta por parte de Melfi ni se inmuta por resolver.

En ningún momento de ‘Talentos Ocultos’  se percibe como una obra que haya tomado algún riesgo, es más, hasta en la elección de los compositores de la banda sonora con alguna canción de Pharrell Williams y las ya conocidas melodías de Hans Zimmer logra definir como una película que tiene elementos de calidad, más no logra sobresalir porque le faltó un director con más colmillo para hacerla inolvidable. A lo mucho quedaran sus nominaciones como referente de mercadotecnia para vender blu-ray.

Por favor no me tomen a mal los detalles que acabo de mencionar, porque este filme merece de su atención. No trato de demeritar una obra confiable que tiene el privilegio de tener una historia digna del tratamiento del cine. Es solo que con tan buenos elementos a su disposición se antojaba algo trascendente. Ya será para la otra.