Cuando deseas ver una película tienes ciertas expectativas dependiendo del genero que representa. En el caso de ‘Geotormenta’ esperaba efectos visuales, catástrofes a no poder y cientos de extras gritando por su vidas. Eso tenemos de alguna forma, más no del todo porque que se tiene que rellenar con otros aspectos que no son de lo mejor.
Al inicio la narración nos informa que la Tierra ha sufrido un drastico cambio climático al grado que ha dejado al borde de la extinción a la humanidad, para evitarlo, científicos diseñaron un sistema satelital que logra controlar los elementos que alteran el clima y así hacer de vuelta el planeta habitable.
Nuestro protagonista Jake Lawson (Gerard Butler) es un científico encargado de la estación espacial que alberga el sistema climático, un hombre dedicado a su hija y mantener una enemistad con su hermano Max Lawson (Jim Sturgess), la cual continuara porque los jefes burocráticos remueven el cargo de Jake por uso indebido del sistema y le ofrecen el mando a Max.
Algunos años después el sistema climático comienza a fallar, lo que hace suponer desperfectos tecnológicos, pero por supuesto que resulta ser algo más peligroso, tanto que involucra una conspiración en las altas esferas del poder. ¿Cuál será el motivo? ¿Quiénes son los responsables? Pues de eso se trata todo.
Es en ese cambio de propósito donde ‘Geotormenta’ no funciona. No tanto porque sea algo diferente a lo que la mercadotecnia vendió, si no porque el contenido que sostiene esa premisa no es el más adecuado.
El director Dean Devlin es un alumno de la escuela de Roland Emmerich, eso implica utilizar los efectos visuales al máximo sin considerar lo improbables que resulten ser. Pero a diferencia de su mentor que ignora por completo los personajes, Devlin pretende hacer todo lo contrario, solo sin capacidad para desarrollarlos y menos con un libreto decente para lograr salvar este filme.
A todo lo anterior, tenemos que agregarle una trama de conspiración secreta tan absurda, donde nuestros protagonistas que habitan en el planeta tienen que sobrevivir fenómenos naturales , mientras que la tripulación de la estación espacial debe de solucionar los desperfectos del sistema climatológico.
Es en ese contexto donde por el bando planetario conocemos a la agente Sarah (Abbie Cornish), quien es novia de Max y encargada de la seguridad del presidente de los Estados Unidos. Suficiente decir que gracias a su gran capacidad de conducción automovilística tenemos una escena de persecuciones para la posteridad, donde el termino acción de videojuego queda corto.
Mientras en la estación espacial las cosas no son tan agradables porque existe un saboteador dispuesto al asesinato con tal de que se logre el objetivo de una Geotormenta. Es aquí donde conocemos un diverso grupo de científicos que incluye a nuestro querido Eugenio Derbez como un especialista en robótica. La película sufre tanto en su contenido, que el comediante resulta ser lo más característico de la película, no tanto por su capacidad, si no por su espontaneidad con frases que solo él es capaz de crear.
Entonces, si tus personajes no logran hacer valer la película, los efectos visuales deben entrar al quite porque de lo contrario no veo el motivo para su existencia. Y es en eso donde al menos que quieras divertirte, debes olvidarte de toda lógica. Hay escenas totalmente ridículas y no de esas que te hacen reírte, más bien de pena.
Los tan nombrados fenómenos naturales se salen de lo convencional al punto en que miles de rayos por minuto azotan una ciudad, piedras de hielo caen del cielo o individuos son congelados al instante. Todo lo anterior nos recuerda ‘El día después de mañana’ de la peor forma posible, al menos en esa producción tenías el carisma de los actores sobreponiéndose al clima y algunas escenas locas con tsunamis o gente huyendo a la frontera sur. En esta ocasión ni eso.
Este es el caso donde el mayor desastre es la propia película que tiene un libreto que raya en lo absurdo a niveles apocalípticos, encima agrega actores pretendiendo generar drama inútil y sobreviviendo a catástrofes que hacen ver la hazaña de ‘Gravedad’ como un paseo en el campo. Así no se puede pues.