octubre 2017

Geotormenta, de conspiraciones

Imagen de niña en brazos de la película Geotormenta

Cuando deseas ver una película tienes ciertas expectativas dependiendo del genero que representa. En el caso de ‘Geotormenta’ esperaba efectos visuales, catástrofes a no poder y cientos de extras gritando por su vidas. Eso tenemos de alguna forma, más no del todo porque que se tiene que rellenar con otros aspectos que no son de lo mejor.

Al inicio la narración nos informa que la Tierra ha sufrido un drastico cambio climático al grado que ha dejado al borde de la extinción a la humanidad, para evitarlo, científicos diseñaron un sistema satelital que logra controlar los elementos que alteran el clima y así hacer de vuelta el planeta habitable.

Nuestro protagonista Jake Lawson (Gerard Butler) es un científico encargado de la estación espacial que alberga el sistema climático, un hombre dedicado a su hija y mantener una enemistad con su hermano Max Lawson (Jim Sturgess), la cual continuara porque los jefes burocráticos remueven el cargo de Jake por uso indebido del sistema y le ofrecen el mando a Max.

Algunos años después el sistema climático comienza a fallar, lo que hace suponer desperfectos tecnológicos, pero por supuesto que resulta ser algo más peligroso, tanto que involucra una conspiración en las altas esferas del poder. ¿Cuál será el motivo? ¿Quiénes son los responsables? Pues de eso se trata todo.

Es en ese cambio de propósito donde ‘Geotormenta’ no funciona. No tanto porque sea algo diferente a lo que la mercadotecnia vendió, si no porque el contenido que sostiene esa premisa no es el más adecuado.

El director Dean Devlin es un alumno de la escuela de Roland Emmerich, eso implica utilizar los efectos visuales al máximo sin considerar lo improbables que resulten ser. Pero a diferencia de su mentor que ignora por completo los personajes, Devlin pretende hacer todo lo contrario, solo sin capacidad para desarrollarlos y menos con un libreto decente para lograr salvar este filme.

A todo lo anterior, tenemos que agregarle una trama de conspiración secreta tan absurda, donde nuestros protagonistas que habitan en el planeta tienen que sobrevivir fenómenos naturales , mientras que la tripulación de la estación espacial debe de solucionar los desperfectos del sistema climatológico.

Es en ese contexto donde por el bando planetario conocemos a la agente Sarah (Abbie Cornish), quien es novia de Max y encargada de la seguridad del presidente de los Estados Unidos. Suficiente decir que gracias a su gran capacidad de conducción automovilística tenemos una escena de persecuciones para la posteridad, donde el termino acción de videojuego queda corto.

Eugenio Derbez en la película Geotormenta

Mientras en la estación espacial las cosas no son tan agradables porque existe un saboteador dispuesto al asesinato con tal de que se logre el objetivo de una Geotormenta. Es aquí donde conocemos un diverso grupo de científicos que incluye a nuestro querido Eugenio Derbez como un especialista en robótica. La película sufre tanto en su contenido, que el comediante resulta ser lo más característico de la película, no tanto por su capacidad, si no por su espontaneidad con frases que solo él es capaz de crear.

Entonces, si tus personajes no logran hacer valer la película, los efectos visuales deben entrar al quite porque de lo contrario no veo el motivo para su existencia. Y es en eso donde al menos que quieras divertirte, debes olvidarte de toda lógica. Hay escenas totalmente ridículas y no de esas que te hacen reírte, más bien de pena.

Los tan nombrados fenómenos naturales se salen de lo convencional al punto en que miles de rayos por minuto azotan una ciudad, piedras de hielo caen del cielo o individuos son congelados al instante. Todo lo anterior nos recuerda ‘El día después de mañana’ de la peor forma posible, al menos en esa producción tenías el carisma de los actores sobreponiéndose al clima y algunas escenas locas con tsunamis o gente huyendo a la frontera sur. En esta ocasión ni eso.

Este es el caso donde el mayor desastre es la propia película que tiene un libreto que raya en lo absurdo a niveles apocalípticos, encima agrega actores pretendiendo generar drama inútil y sobreviviendo a catástrofes que hacen ver la hazaña de ‘Gravedad’ como un paseo en el campo. Así no se puede pues.

Stranger Things – MADMAX, secuelas paranormales

Protagonistas de Stranger Things en el episodio Mad Max

Se me hizo extraño que el título del episodio no tenga mucho que ver con la trama, hasta que leí que los hermanos Duffer lo hicieron a propósito para no arruinar las sorpresas. ¡Astutos hijos del Demogorgon!

La nueva temporada inicia algo dispersa en cuanto a las historias que desea narrar, como podemos notar con la escena inicial donde policías persiguen a un grupo de delincuentes y termina el la revelación de la identidad secreta de uno de los integrantes. Más allá del shock inicial de adrenalina, no se ofrecen respuestas y de inmediato regresamos a Hawkins, Indiana.

La nostalgia de los años 80’s sigue presente, esta vez en forma de los juegos de arcade, uno de los pasatiempos preferidos de nuestra pandilla de amigos. Es en este representativo lugar donde Will (Noah Schnapp) tiene la escena de los avances donde aparece el pueblo de Hawkins consumido por una nube aterradora.

Si el episodio lo podría resumir temáticamente es en el deseo de las víctimas de regresar a la normalidad, aún cuando haya transcurrido el considerable tiempo de un año, las secuelas siguen presentes, tanto que el sonido del teléfono aún altera los nervios de Joyce (Winona Ryder), quien por cierto, ha dejado el club de las víctimas desesperadas y le han encontrado un nuevo pasatiempo romántico llamado Bob (Sean Astin). ¿Fue acertada tal decisión? Solo el tiempo lo dirá, por lo pronto parece ser algo trillada y fácil la solución para que el personaje tenga algo que hacer.

Quien no ha abandonado el escepticismo es el jefe de policía Jim (David Harbour), quien sigue resolviendo misterios exóticos como descubrir el culpable de destruir cultivos de calabaza. Solo que esta vez sabe que puede ser algo paranormal y el miedo no lo abandona,  a tal grado que un espantapajaros es causa de alarma. A eso hay que agregarle un individuo que está convencido que Once (Millie Bobby Brown) es una espía rusa con la misión de atacar Estados Unidos.  Pues si que la tiene fácil.

Mientras los adultos tratan de regresar a la normalidad, los chicos parecen los menos afectados a tal grado que investigan la misteriosa identidad de MADMAX: una nueva chica que acaba de mudarse y promete causar conflicto en el grupo de amigos.

De lado de los adolescentes olvidados, tenemos la trama donde Nancy (Natalia Dyer) y  Steve (Joe Keery) visitan a los padres de la desaparecida Barbara (Shannon Purser) para enterarse que han contratado un reportero-detective que descubra lo que le sucedió a su hija. Nancy no puede evitar sentirse culpable de conocer la verdad  e  impotente te no revelarla porque los padres de Barbara han llegado al punto de hipotecar la casa para pagar una investigador que resuelva el caso.

Pandilla Stranger Things en el episodio MADMAX

A estas alturas no entiendo porque seguimos regresando con Barbara. Por un lado estoy satisfecho con su permanente desaparición y por el otro la terquedad de recordarnos tal evento me hace suponer que hay algo más importante que aún no descubrimos. Espero que sea lo último porque prácticamente estas escenas parecen perdida de tiempo.

Quienes me mantienen en suspenso son los encargados del laboratorio secreto muy dispuestos a colaborar con el caso extraño de visiones que tiene Will. Esa aparente tregua que existe entre los civiles me fascina tanto, porque por lo general eso no ocurre. Siempre son tan ocultas sus misiones que no hay nada que evite asesinar a una docena de individuos.

Pero lo fascinante es que los experimentos con el mundo al revés siguen a tal grado que el ente que habita de tal lado tiene sed de sangre. Esta amenaza es ahora la que se convierte el motor de la historia. No se compara a la primera temporada con la desaparición de Will, pero por lo pronto tendrá que ser suficiente.

El episodio cumple su función de mantener el misterio de la serie, con una adecuada cantidad de escenas que aún causan ese miedo inocente que tanto se extraña, además de introducir  nuevos personajes que ayudan a los establecidos mantenerlos activos.

Lo mejor es sin duda el desenlace que opta por reforzar la cualidad única del elenco, y nos hace recordar porque Once es sin dudas la protagonista principal. No puedo negar que la escena final me emocionó tanto por las posibilidades que significa para el personaje.

Por lo pronto este fue un apropiado inicio y no puedo esperar para ver más.

Eso. Todos flotamos aquí

Imagen de Georgie en la película Eso

2017 sera sin lugar a dudas un año inolvidable para Stephen King: de ser un autor cuyas obras eran cada vez menos tomadas en cuenta para adaptaciones al cine o TV, a tener dos de sus obras a ser adaptadas al cine («La Torre Oscura» y «Eso») y otras series para TV («La Niebla» y «Mr. Mercedes») o Netflix («El Juego de Gerald»). Sin lugar a dudas, un año soñado para el autor nacido en Portland. Hablando del material del cine, me sorprende ver lo increíblemente diferentes que son ambas adaptaciones: mientras que «La Torre Oscura» fue destrozada por crítica y fans (fracasando en su intento de convertirse en una nueva franquicia cinematográfica), «Eso» resulto ser todo lo contrario; críticos la amaron, fans la amaron y ahora la expectativa es enorme para la segunda parte, a estrenarse en 2019.

Las expectativas sobre esta película eran enormes, tanto por ser la adaptación de una de las obras mas populares de King, como por el hecho de que varias personas aun sienten un enorme cariño a la mini-serie de los 90 que llevaba el mismo nombre y que fuera protagonizado por Tim Curry. Cuando tienes ese antecedente en contra, ¿como pudo entonces salir adelante tanto con la critica como los fans?

El primer punto a favor es la dirección de la película. Andy Muschietti, el elegido para llevar a cabo esta adaptación tras la salida un tanto polémica de Cary Fukunaga, demuestra un amor profundo a la obra en la que se basa la obra: cada escenario, cada personaje, cada momento de tensión parecería sacado del libro, aunque con algunas libertadores, obviamente. Por ejemplo, se decide cambiar la década de crecimiento de los niños: mientras que en la obra y en la mini-serie veíamos la etapa de los niños en la década de los 50, aquí se deciden por cambiar el tiempo a la década de los 80, lo que obviamente hará que muchos adultos, viendo la película, le pegue la nostalgia. Vemos posters a películas de esa década o referencias a videojuegos que hará a mas de uno recordar con cariño.

Las actuaciones son otro punto a favor de la película, de los niños principalmente. La mayoría de ellos apenas han cumplido los 15 años, pero han demostrado un talento natural para esta profesión y muestran una enorme química entre ellos, como si llevaran años trabajando juntos. No seria de sorprenderse que sigamos viendo a estos muchachos en otros proyectos a futuro. Destacaría principalmente a Sophia Lillis como Beverly y a Jeremy Ray Taylor como Ben.

El diseño de producción, la fotografía y la música se encuentran a la altura de la entrega. Benjamin Wallfisch, el encargado de la música, hace uso de un soundtrack que te puede poner a temblar, aunque también te puede poner a recordar algunos momentos agradables. Y la fotografía, a cargo de Chung-hoon Chung, se encarga de crear algunos momentos de verdadero terror en la película. La escena en la casa es particularmente tenebrosa.

Quizá no todo sea positivo en la película, ya que también posee algunos momentos no muy inspirados. Por ejemplo, aun y cuando menciono que la química entre los niños es muy buena, también es cierto que la inclusión de algunos personajes se siente algo forzada. Mientras que el grupo que forman Bill, Eddie, Bev, Richie y Stan se siente correcto, como que las inclusiones de Ben y Mike no se sienten de la misma forma, casi como si se les hubiera ocurrido sobre la hora. Ademas no todos los personajes se sienten bien desarrollados (salvo por Ben, Bev y Eddie), siendo Stan quizá el mas afectado en este asunto.

Como era de esperarse, algunos de los sustos usados en la película son los recurrentes «jumpscares» de la época actual: algunos se sienten realizados de forma natural, pero otros si se sienten demasiados anunciados. Y también esta la poca participación de Pennywise, el payaso bailarín (Bill Skarsgard); quizá era de esperarse, dado que la película decide darle protagonismo al Club de los Perdedores, pero al mismo tiempo le quitas algo de espacio para el lucimiento de nuestro payaso asesino favorito.

Y ahora hablemos finalmente de Pennywise: la verdad seria algo injusto hacer una comparación entre la interpretación que Tim Curry realizara a principios de la década de los 90 con la interpretación de Skarsgard en la película actual, ya que Skarsgard se encuentra con el primer gran papel de su carrera, mientras que Curry ya era un viejo lobo de mar al momento de aparecer en la mini-serie basada en la obra de King. Ambas son buenas actuaciones en su respectiva obra. Curry aporta la diversión  que el tono de la mini-serie implicada mientras que Skarsgard aporta el misterio que la película inspira. Quizá tengo mi problema con Skarsgard se debe mas a su diseño: podemos decir lo que queramos sobre el diseño que Tim Curry tenia en la mini-serie, pero al menos tenia un aspecto inocente, que hipnotizaría a cualquier niño a acercarse. Skarsgard tiene que lidiar con un diseño que causa terror, lo que hace que no suene creíble la cantidad de niños que ya ataco durando el transcurso de la película.

Pero en resumidas cuentas, estamos ante una muy buena película. Contra unos pronósticos poco alentadores y unas expectativas muy elevadas, «Eso» se erige como una de las mejores adaptaciones a una obra de Stephen King, un éxito poco común para el genero de terror, y ahora es cuestión de esperar a saber que medidas tomaran para la parte 2; ¿volverá a flotar Pennywise como lo hace ahora?

Fragmentado, más no derrotado

Por fin ha regresado el director que casi destruye un clásico de animación (Avatar: El Último Maestro del Aire). Si señoras y señores. El mismo que hace de Will Smith un pésimo actor.  Ese individuo al que le han dado millones de dólares para crear todo lo que su capacidad imaginativa pueda producir. Si ese personaje que ha vivido de la fama de’El Sexto Sentido. El único. El inigualable. M. Night Shyamalan.

Y se preguntarán, ¿cómo le hizo para salir del tremendo bache en que se metió? Pues sencillo, nada más produjo una película modesta con presupuesto de 9 millones de dólares, consiguió un actor de renombre que lo apoyara en interpretar cualquier dialogo ridículo que se le ocurriera, recordó que sus fortalezas están en crear el suspenso de los clásicos del terror e utilizó la nostalgia de uno de sus trabajos anteriores para darle un peso mitológico a una película que aparentaba ser una más del montón.

La trama gira alrededor de tres adolescentes tratando de huir de un secuestrador que sufre de múltiples personalidades, la novedad es que tiene tantas como para llenar autobús y son tan distintas una de otras que no sabes con quien estas tratando. Al final es una carrera contra reloj antes de que aparezca una nueva personalidad capaz de asesinarlas.

‘Fragmentado’ es una producción modesta, de esas que no pensaba que Shyamalan volvería hacer porque  siempre tiene alguien que le ofrezca millones de dólares para derrochar en una de sus ideas. En este caso la reducción de presupuesto es un acierto que favoreció la creatividad del director con escenas claustrofobias que ayudaban a crear un vinculo con los protagonistas y especialmente con el actor James Mc Avoy.

Si existe un factor para inclinar la balanza a favor del filme es sin duda Mc Avoy. Nada, absolutamente nada hubiera sido posible sin su talento ya que hace olvidarnos de las deficiencias de un libreto que quiere dar signos de grandeza, pero cae en las mismas exageraciones que por poco logra arruinar el clímax con monólogos dolorosos, frases trilladas y de plano ridículas.

Pero la mayoría de la película es de un Mc Avoy que exterioriza su diversión al momento de interpretar una gran variedad de personajes, que fueron creados por Shyamalan y mejorados por indiscutible carisma de un actor comprometido con su trabajo. Se vuelve fascinante verlo interpretar a Hedwig o la imponente Patricia, que no puedo negar que también fue favorecido por una dirección que logra enmarcar cada una de las personalidades.

El predecible destino de las tres adolescentes se hace realidad, y como de costumbre tenemos a la sobreviviente Casey Cooke (Anya Taylor-Joy) desafiando con temple de acero al villano que amenaza su vida. Debo de darle crédito a Shyamalan por crear una historia traumática para la joven que justifica su actitud y sobretodo crear el deseo en la audiencia su bienestar. En muchas ocasiones me he quejado de la falta de atención en los personajes, en esta ocasión no fue así y lo aplaudo.

Mientras el sufrimiento de las tres adolescentes continúa, tenemos la subtrama de la psicóloga Karen Fletcher (Betty Buckley), quien se supone es la responsable de ayudar con la condición de Kevin (James Mc Avoy).  Es através de este personaje que Shyamalan pretende dar una explicación médica, pero es solo un instrumento para crear una mitología tan desquiciada que es mejor no ponerle atención.

Porque hay que ser sinceros, el desenlace es de chiflados con un individuo transformándose en una especie de Hulk solo porque tenemos que creer que tiene una condición inexplicable.  Por más que la Dra. Karen explique como es puede ser posible, la película te obliga a dejarte llevar por la fantasía o mejor retirarte. Es en ese punto de quiebre donde esta lo maravilloso. Justo cuando estaba apunto de rendirme ante el ridículo espasmo de libreto, que en los minutos finales ‘Fragmentado’ revela su verdadera naturaleza y todo cambia por completo.

Cuando una película se elabora lo hace bajo cierta lógica y por lo general de acuerdo a uno o varios géneros cinematográficos. A lo largo del tiempo la audiencia aprende a detectar y hasta justificar ciertas películas porque se rigen bajo reglas no escritas. ‘Fragmentado’ es una de esas películas donde hasta el final descubres en que mundo se desarrolla la trama y por lo tanto justifica la locura que se presenta, brindando una nueva dimensión a lo que aparentaba ser otro delirio de grandeza de Shyamalan.

Espero que después de este ejercicio, el hombre logre recuperar el camino y no importa que tenga que regresar al baúl de los recuerdos para retomar impulso. Muchos directores lo han hecho e inclusive construido sus carreras con un buen número de secuelas. Nadie duda de que el individuo tiene talento, solo espero que haya sido un adecuado aprendizaje que le permita descubrir que en la austeridad logra mejores obras que tanto presume crear.

Spider-Man: De Regreso a Casa, no había de otra

Como si se tratara de una venganza al trabajo realizado por el director Sam Raimi, los genios de la casa productora SONY decidieron comenzar desde cero con tan solo diez años de haberse estrenado la primera versión del arácnido. Creyéndose conocedores del arte de hacer dinero, decidieron ensamblar lo que consideran el camino correcto para el superhéro y fue así como nació ‘El Sorprendente Hombre Araña’. La audiencia al principio aceptó la nueva versión, pero fue en la secuela donde la respuesta no fue como ellos esperaban, la competencia de DC Comics y Marvel los hizo ver de plano mediocres, y ante todo los ingresos en taquilla no daban signos de recuperación. Pensar en una tercera película al mando del director Marc Webb se volvió un riesgo, dejando a la casa productora con serias preocupaciones sobre el futuro de esta franquicia.

El destino no fue tan cruel para SONY, porque los fanáticos han querido ver al Hombre Araña en el universo Marvel desde que fue anunciada la primera película de ‘Los Vengadores. No se sabe quien fue el primero en mostrar interés en ceder la imagen del arácnido a Marvel, lo cierto es que a SONY le llegó la salvación del cielo porque no tenía ni idea que hacer.

La aceptación del público a las aventuras del Hombre Araña junto a los Vengadores fue inmediata. Por lo tanto se volvió inevitable crear una aventura en solitario. Todas las dificultades de reiniciar por tercera vez quedaron atrás y no importó un nuevo actor interpretando a Peter Parker o el riesgo de volver a soportar los orígenes trágicos del héroe.  Solo que a diferencia del desastre organizacional que es SONY, en este lado con Marvel nada se deja a la suerte y ya se tenía un plan meticulosamente preparado por un equipo de mercadotecnia que estudió a que público satisfacían las aventuras del arácnido.

Es así que tenemos ‘Spider-Man: De Regreso a Casa’ como el resultado de varios intentos fallidos que no rindieron fruto y que ahora por las bondades del universo cinematográfico de Marvel, logra recobrar vida con una versión más acorde a la audiencia infantil que desde un principio le debe su éxito.

La trama inicia con un Peter Parker (Tom Holland) acostumbrándose a la vida cotidiana, solo que su alter ego se lo impide porque en vez de hacer tareas escolares el joven se la pasa buscando combatir el crimen, ser el vecino amigable, salvar al mundo; ustedes saben, todo eso. No transcurre mucho tiempo cuando Peter descubre una banda de delincuentes que utiliza tecnología Chitauri para fabricar armas. Como nuestro héroe todavía es un adolescente, Tony Stark (Robert Downey Jr.) lo quiere fuera de cualquier actividad heroica hasta recibir su adecuado entrenamiento. He ahí el conflicto de toda la película, con un Spiderman que quiere ser un héroe de tiempo completo, mientras los adultos lo reprimen a todo momento.

Como podrán notar la premisa peca de su simpleza, una constante en las producciones de Marvel que funcionan bajo las mismas reglas sin llegar a ninguna parte, pero esta vez la obra se construye con elementos reciclados de otras películas: tecnología Chitauri, la propuesta de matrimonio de Tony Stark con Pepper Potts o la agencia SHIELD en constante remodelación; todo se siente como un compendio de ideas olvidadas que no contribuyen en mucho al universo cinematográfico.

Después de cinco películas del arácnido, uno comprende el no querer narrar los orígenes con la tragedia del tío Ben, más no puedes ignorar la gran enseñanza que Peter Parker aprendió y por lo cual está dispuesto arriesgar su vida. En este filme se ignora por completo tal acontecimiento y la principal motivación del Hombre Araña se reemplaza por los deseos de querer formar parte del selecto grupo de ‘Los Vengadores’. No estoy en contra de una versión ligera en donde la mayor parte del tiempo podamos divertirnos y comprendo la decisión de evitar el drama después de venir de dos versiones emocionales con la interpretación de Andrew Garfield, pero no puedes robarle al personaje de su identidad.

En lo personal, sentí la película como una aventura más que sirve como estudio de mercado para comprobar si todavía vale la pena invertir en el arácnido. Y no tanto porque la producción sea mala, al contrario, es una constate que las producciones Marvel son entretenimiento garantizado, solo que dentro de esa constante no hay mucho que sobresale.

La dirección de Jon Watts trata de evitar los clichés del adolescente que asiste a la escuela ofreciendo un toque moderno en la reinterpretación de los personajes: desde un nuevo amigo de aventuras, el Flash Thompson ricachón, una M.J. exótica y la cougar tía May. También intenta brindar una identidad a la producción usando vistas panorámicas de Queens para distanciarse de lo realizado por otros directores.

El actor Tom Holland quien interpreta a Peter Parker, por momentos abusa de irritabilidad con su actitud hiperactiva, una característica ausente hasta ahora, pero que es bienvenida, adecuada y contagiante para esta nueva versión juvenil de Spiderman.

Lamentablemente tengo que volver hacer mención de la falta de atención con el villano principal de Adrian Toomes (Michael Keaton). Creo que han sido suficientes las películas de Marvel para que vuelvan a desperdiciar un gran talento actoral como lo es Keaton. Cada vez que está en escena es como si quisiera tomar el control del filme para quitarle lo mediocre a un libreto y un director que no le ofrecen demasiado con que trabajar.

Pero nada de lo anterior importa porque por fin se ofrece a la audiencia un héroe alegre que no está anclado por sus traumas, más bien uno juvenil,  lleno de vida. En pocas palabras alguien digno de ver sus aventuras. ¿Y no eso era todo lo que queríamos después de todo?