diciembre 2019

Star Wars: El Ascenso de Skywalker, y de muchos fantasmas

Después del mal sabor de boca que dejó ‘Los Últimos Jedi’ a los que se dicen ser fánaticos de hueso colorado y que se encargaron de maldecir al ese entonces alabado director Rian Johnson por intentar hacer algo diferente, regresa de emergencia el director J.J. Abrams para darle conclusión a una trilogía necesitada de su talento refritero.

Es que el experimento no funcionó. Solo comprobó que en esta época de nostalgia donde Star Wars debe hacerte recordar infancias, erizarte la piel y sobre todo provocar orgasmos al mirar los soles binarios de Tatooine en el horizonte, no hay de otra que seguir la fórmula establecida y J.J. Abrams es un especialista consumado. Lo hizo con Misión Imposible, Star Trek y no tiene motivo para cambiar con Star Wars.

La trama esta hecha de retazos de otras películas de la saga y sigue el mismo patrón: visitas un planeta, persecusión, pelea de espadas de luz, explosiones por naves piloteadas de la gente más incompentente de la galaxia, y huida para volver a luchar otro día. A eso agregas la bien ponderada y reutilizada búsqueda del McGuffin, y tienes listo El Ascenso de Skywalker.

Lo que salva a esta secuela es el uso de un elemento nuevo, algo impensable que como siempre J.J. Abrams le importa un bledo por explicar pero le encanta utilizar como factor sorpresa y en este caso serían el uso de fantasmas. Si, una buena dosis de fantasmas que dan solución a los arcos narrativos de Rey (Daisy Ridley) y Kylo Ren (Adam Driver). Estando en el cine no te importa, hasta te emociona ver una que otra cara conocida. Es después cuando te das cuenta que está peor que el Sexto Sentido.

Lo que pasa es que ya no tiene a donde moverse Star Wars y si para lograr algo de trascendencia tienes que volver a tus mejores éxitos, entonces que importa. Y conforme transcurre la cinta no solo se utiliza un fantasma para salir de un callejón narrativo, si no tres veces, a tal grado que todo mundo puede regresar para cambiar el destino de unos protagonistas que no pueden tomar decisiones por cuenta propia. Un fantasma tiene que regresar para decirles que hacer y por desgracia al igual que los personajes de ficción el elenco está condenado a un pasado que no les permite crecer o explorar nuevas facetas. No importa que se cuente con un elenco con carisma o promesas del futuro, tienes que traer de vuelta a tal actor porque estos nuevos no venden.

Pero también hay fantasmas en el aspecto del libreto donde producto del mal tratamiento dado a los origenes del Rey en ‘Los Últimos Jedi’ , es que J.J. Abrams desecha a la mitad de la película lo que se supone ser el misterio que mueve a esta trilogía. En una escena tan falta de drama en donde la orquesta debió de haber sonado todo volumen por lo menos para hacer vibrar la sala de cine, se nos informa quien es en verdad Rey. Y admitó que vale la pena. Hasta quede sorprendido de lo bien que cuadra y hasta luce elegante con eso del tema del equilibrio de la fuerza. Pero J.J. Abrams no le importa más que jugar con lucecitas y a lo que sigue.

Y vaya que sigue. Hay momentos donde hubiera querido que extendiera más las escenas para degustarme de las emociones que se supone tratas de provocar en la audiencia, pero ya conozco el estilo de este director y tiene un trauma que se lo impide. Si acaso un punto a favor es la despedida de Leia Organa (Carrie Fisher) que se entiende su partida por razones de fuerza mayor, sin embargo logra darle trascendencia y hasta una reacción auténtica de un Chewbacca (Joonas Suotamo) que a perdido demasiados amigos en esta guerra sin fin.

Si hasta ahorita la crítica parece ser negativa, creanme que no lo es. Hay elementos positivos que me hicieron disfrutar la película. Por más problemas de lógica que tenga sigue siendo fiel al espiritú de la saga, hay instantes donde se refuerza el sentimiento de compañerismo, esperanza, perseverancia y perdón. No tengo ningún problema con el elenco que hace su mayor esfuerzo en contra de fanstamas del pasado que en serio necesita exorcisar. Pienso que Daisy Ridley tiene un gran futuro fuera de la saga, al igual de la revelación que es Adam Driver. Si el resto no los nombro es porque al final está trilogía comprueba que nunca fue para crear una nueva generación, si no para rellenar el tiempo mientras aparecen los viejos.

J.J. Abrams tiene mis respetos porque tuvo que terminar una obra la cual nunca se imaginó tener que hacer. Nos brinda acción , bellos paisajes, momentos de alegría, peleas intensas; más no mucha imaginación. Recae en la fórmula que la conoce al pie de la letra, no es necesariamente malo, solo que han pasado 42 años y la industria que inspiró a muchos, incluyendo a él, ahora no lo hace.

Star Wars necesita innovar, por más que les duela a los que se supone son fanáticos de hueso colorado, pero se que eso no va suceder, entonces lo único que queda es nostalgia, bebé Yoda y muchos fantasmas.