Crítica: Alvin y las Ardillas 2

¿Qué le han hecho a las ardillas? ¿Por qué desmoronar sueños de la infancia con un producto insípido, vacío y sin carisma? Nada que ver con las caricaturas con las que muchos crecimos viendo cada mañana.

Me quería reír de algo, pero sólo eran decepciones y no porque deje a mi niño interior en casa, al contrario , hice mi mejor esfuerzo. Y yo no soy el que debe de poner de su parte para disfrutar una película que claramente es un producto perfecto para hacer dinero y vaya que hizo dinero en la fecha de estreno con 50 millones de dólares en Estados Unidos.

Los niños puede encontrar diversión en ver a Simón en un retrete, Teodoro corriendo de los gases, o el villano ser golpeado en sus partes privadas con un helicóptero de juguete, ¿pero es de eso de lo que queremos que se rían los niños? Tan desesperados estaban de llamar la atención que tuvieron que recurrir a chistes fáciles al no tener una trama interesante. Jamás recuerdo en las caricaturas esas actitudes que por lo visto ahora pasan como chistes.

«Alvin y las Ardillas” se hacen valer por las apariencias de algo peludo, gordo, con ojos saltones y voces chillonas para lograr al verlos una sensación de ternura. Para maximizar el efecto rodeas a tus protagonistas con personas inmunizadas a la realidad y que sólo están para suspirar (después de todo es fantasía). Es entonces que entiendo la fascinación a los roedores por parte de miles de personas que fueron a ver una película familiar en estas fechas decembrinas.

Las personalidades de Alvin, Teodoro y Simón están ahí. No es como si fuera algo difícil, después de todo fueron creados cada uno con características tan diferentes como únicas que el distinguirlos por los colores resulta inútil. Aún con ese acierto no recuerdo que fueran tan fastidiosas, ni hiperactivas. Al contrario eran muy amenas con los enredos en los que se metían , siempre tenían algo que tramar y solucionar, pero aquí son las víctimas de todo lo que les rodea: No hay un plan ingenioso de Alvin para lograr lo que se propone, Simón no está inventando algo que ayude al universo y menos Teodoro esta cocinando porque se la pasa asustado por las gaviotas.

La capacidad de canto a hecho a las ardillas únicas, después de todo no existen muchos animales que lo hagan. Quizás porque la serie fue creada en los 80’s es que no me acostumbro a verlos cantar melodías actuales.

Algo que no me convenció fue la transferencia de las ardillas a la realidad. Debieron de seguir siendo caricaturas. Con tanta tecnología disponible pudieron haber hecho algo que valiera la pena con mejores diseños, más agradables a la vista y no roedores que parece que les pusieron inyecciones de botox para inflar sus mejillas.

Ahora sí que sólo los niños van a disfrutar más la película y los adultos cegados por lo bonito cariñosito también caerán en la trampa de llevarlos al cine.

Habiendo excelentes cintas infantiles este año, no puedo creer que exista esto.