No tan bueno como parecer
Existe suficiente inspiración para comedia en el género de la telenovela, que se podría hacer una saga completa o de plano otra telenovela como la hizo Eugenio Derbez con ‘No Tengo Madre‘. Por eso resulta decepcionante que con tan sólo 84 minutos de duración, se siente como si uno ha estado sentado dos horas observando los mismos chistes una y otra vez. Llega a tanta la necesidad de inspiración, que de plano de una vez parodian el género ‘Spaghetti Western’, y ni así les alcanza. Pero debo destacar que los creadores de la obra pretenden bien, es sólo que la fórmula que eligieron no es lo suficiente ambiciosa para salir del cine satisfecho.
El libreto de Andrew Steele tiene una estructura enfocada a las aventuras del ‘tonto’ de Armando Álvarez (Will Farrell) en sus actividades rancheriles. Ya se imaginaran al actor con su limitado vocabulario gritando amenazas, cantando sin sentido y hasta seduciendo a la bella Sonia (Génesis Rodríguez). Todo lo anterior con auténtica sinceridad, que hasta hace reír lo absurdo que se ve y se escucha Farrell. Si existe un acierto, es la habilidad del actor de ser carismático hasta haciendo el ridículo. Lo malo es que la gracia no perdura, con el paso de los minutos hasta nos hacemos inmunes a sus gracias y ya sólo esta uno contando las palabras que pronuncia con errores de dicción.
La comedia es más efectiva con los gags o chistes visuales respecto a la forma en que se está filmando la película. Desde los errores en edición, escenarios ficticios, excusas por parte del director para no mostrar una fabulosa lucha que sólo existirá en nuestra imaginación, la marioneta, lo barato que se ven los sets de grabación, hasta los dobles que se utilizan para filmar una candente escena. Quisiera tener un control remoto en el asiento de cine para ver los detalles que se van acumulando a lo largo de la película.
Lo que no me agrado tanto, fue el uso de los narcotraficantes como objeto de parodia. Considerando el clima de violencia que se vive en el país, no es muy gracioso ver a un hombre en rodillas siendo asesinado, otro manco y hasta haciendo fumigaciones en una boda. La justificación que se da en una escena para aclarar que no todos los mexicanos somos narcos, sirve más como condición para que los actores no se sientan ofendidos por las actitudes que están propagando.
De todo esto no queda más que reconocer la versatilidad de Will Farrell, que lamentablemente no se contagio el libreto escrito por un norteamericano. Al final no deja de ser la versión de un extranjero parodiando las telenovelas y de paso los westerns porque se le acabo el material para hacernos reír.