Crítica: 8 Minutos antes de Morir

Jake Gyllenhaal y Michelle Monaghan en 8 minutos antes de morir

Reafirma que no es necesario apagar el cerebro para disfrutar una película. Que todavía existen personas dispuestas a sorprendernos con arduo trabajo, adecuadas caracterizaciones y un libreto que aporta ideas. Agradezco al director Duncan Jones por volvernos a ofrecer una película de ciencia ficción que nos mantiene dudando hasta el final, como los viejos clásicos de «La Dimensión Desconocida».

Ya después de tantos años siendo testigos de viajes en el tiempo y mundos alternos, puede que no les sea tan original la película; pero es en la ejecución lo que es digno de admirar. Desde los primeros minutos la actuación de Jake Gyllenhaal nos vende la permanente sensación de que algo raro esta sucediendo y para mi sorpresa el truco de estar reviviendo 8 minutos en constante loop no te llega a cansar porque te importa el dilema que esta enfrentando el personaje.

Uno de los grandes dones que tiene Jones  es convertir toda la angustia del protagonista como fortaleza para salir adelante en el conflicto, haciendo que sea una grata experiencia. La diferencia con su obra previa «Moon» es la cantidad de recursos con los que cuenta en este momento, parece otra producción más de Hollywood con la música, movimientos de cámara y el elenco; pero no se dejen engañar, porque no se le olvida el elemento humano tan importante para creer en algo tan fantasioso como lo es el » Código Fuente».

La labor de la actriz Vera Farmiga para ser la intermediaria entre lo racional y el mundo chatarra en el que vive nuestro protagonista nos permite tener alguien capaz de darnos respuestas. Su actuación involucra expresiones de alarma en su rostro en frente a una cámara, lo que se le facilita al tener un semblante agradable a los ojos.

Cada vez que veía a Michelle Monaghan (la novia de Colter) me recordaba demasiado a la joven que interpreta a ICarly. Eso no quiere decir que no haya hecho un buen trabajo, sólo que su actitud permanente de desconcierto  se estaba volviendo algo fastidiosa, al menos no se interponía en el camino de los ataques que le daban a Colter cada vez que regresaba a repetir una y otra vez lo mismo.

Creo que Duncan Jones trabaja mejor al no tener tantos elementos disponibles. Es por eso que Moon fue una verdadera sorpresa el año pasado, aquí no puedo decir que se engolosina con tantos trucos de cámara pero no se siente tan intimo o tan visceral. Sigue utilizando espacios cerrados, la contante presión psicológica de los personajes, la humanidad de cada uno que ellos que nos hace valorar su existencia; en verdad que me hace salivar por sus próximas producciones.

Aquí el error esta en las respuestas que nos proporciona el guión ante la fantasía del «Código Fuente». Existen demasiadas dudas que a lo largo de la cinta van surgiendo y que con un final se pretende parchar, eso no lo puedo aceptar, si bien el Colter se ha ganado su desenlace y impacto de la revelación es emocionante, me quedo con la sensación de que nunca  se  tiene la más mínima idea de como es posible tal invento y es mejor dejarlo así. Claro se nos dice que el cerebro graba los impulsos, ¿pero cómo?