Después de una breve introducción para indicarnos el contexto histórico donde se encuentra nuestro protagonista Marcus Aquila (Channing Tatum), somos testigos de una batalla a muerte entre los romanos y celtas con tanta sangre como sea posible. Nada fuera de lo común a este tipo de batallas históricas y es precisamente lo que sucede con esta cinta, no existe mucho de lo que no hayamos visto.
Ya pasando el emocionante inicio, es que se nos plantea el trauma de nuestro héroe por recuperar un pedazo de metal que le hará restaurar su honor, en una de sus tantas visiones al pasado que nos revela un aparente conexión emocional. Como es de esperarse, no es fácil obtener tan preciado objeto, que sólo es valorado para los romanos como símbolo de ego y superioridad. Las circunstancias obligan a viajar cientos de kilómetros llenos de peligros para lograrlo. Lo lamentable de todo el asunto es que no se justifica tanto sufrimiento y muerte, la causa por más fantasiosa que pueda ser para Aquila, en realidad se convierte en una escusa que no se sostiene en el desenlace.
No me puedo quejar de la calidad en los escenarios naturales que utiliza el director Kevin Macdonald para mostrarnos un mundo en conflicto por la contante amenaza romana. Al igual que las escenas de acción de las cuales se escuchan los permanentes golpeteos de espadas al acecho, que a falta de uso de efectos visuales, permite un mayor acercamiento a los rostros de los actores, dándole un aire de autenticidad. El error esta en el protagonista Channing Tatum, que no logra transmitir la verdadera necesidad para emprender su viaje épico, es como si se esforzara demasiado porque le creamos su sufrimiento que termina siendo un berrinche, es mucho mejor su trabajo en las escenas de acción donde no requiere de constantes cambios de emociones.
La necesidad de un villano, se encuentra en el líder de un pueblo que lucha por la libertad de la invasión romana, este sólo se dedica a abrir sus ojos cada vez que la cámara se enfoca en su persona, siendo él quien justamente tiene derecho a indignarse. Nuestro protagonistas siendo romano y causante de tanta desgracia, al parecer no se da cuenta de tales actos, aún cuando su esclavo le da a entender un poco de sufrimiento en algún momento del largo viaje.
Pero es el desenlace donde se traiciona todo el drama vivido por los personajes, y las consecuencias de todos sus actos se reducen a un final de serie de televisión como «Xena» o hasta «Hércules». Tanta seriedad durante los primeros minutos para que terminara de tal forma.
No estoy de acuerdo con la reseña. Aunque es una película sencilla, sin gran presupuesto ni grandes estrellas, es correcta y se sostiene de principio a fin. No cansa, no aburre. Y si se comprende cómo pensaban los seres humanos de hace 1900 años, se entenderá que el honor podía ser considerado tan importante, que valía la pena perder la vida por él. Claro, si se piensa en los protagonistas como seres del presente -lo cual constituye un absurdo anacronismo-, entonces la película puede no ser bien comprendida, ni mucho menos los motivos de sus protagonistas. Al parecer, tal es el caso del autor de la reseña.
Hey!!! Xena es una serie excelente mi estimado crítico, con un desenlace épico… no la compares con el final feliz de Hercules porque nada que ver…
No en la mayoría de los episodios. Y sí, estoy muy de acuerdo contigo que fue una muy buena serie de televisión considerando el bajo presupuesto con el que contaba.
Cristobal Cabral mmmm yo me refería al final de la serie en si, viéndola como un todo, no por episodio… (capítulo final A friend in need)… y si una serie única… 🙂 salu2.