Resulta ser una cinta donde el protagonista es una abogado «hijo de la chingada» (expresión muy mexicana) que mientras reciba su paga, hará todo dentro del ámbito legal y en algunos momentos ni tanto, para sacarte de la cárcel. El personaje que ha creado Matthew McConaughey es de esos hombres astutos que saben que son lo máximo en su profesión y por lo tanto tienen el derecho a exigirte las perlas de la virgen por su talento. No se para que requiere tantos ingresos, ya que vive en un barrio de lo más común en Los Ángeles y sin piscina. Si algo me ha recordado esta cinta es en lo fea es la ciudad, por algo nada más pasan las misma imágenes de Beverly Hills en sus videos de promoción turística.
Regresando al punto. La trama es de esas que podemos ver en tan famosas series de televisión como: CSI, Ley y el Orden y hasta Bones; que por cierto aparecen actores de tales series, quizás como homenaje. La diferencia radica en el uso extensivo de locaciones y actores de primera en cualquier papel secundario, aunque sean algunos segundos. Además que la trama con similitudes a las series de televisión, se sostiene por si misma gracias al reconocido esfuerzo de McConaughey por implantarle a su personaje un exceso de confianza en si mismo, que transmite la constante alegría que le provoca hacer su trabajo, aún cuando no le importa si su cliente en verdad es culpable o inocente. Eso no cualquiera lo puede hacer.
Desde los primeros minutos estamos intrigados de las formas en que este hombre logra ser un mago del sistema judicial norteamericano, con todo y sus relaciones interpersonales nada éticas. Ya para entonces me estaba acostumbrando constantes juicios en donde Michael «Mick» Haller constantemente se sale con las suyas, hasta que se topa con un verdadero problema que hace a sudar al maestro del sistema legal. Es verlo luchar contra sus propias reglas que el establece y que lo han sacado adelante, lo que hace que se vuelva adictiva la cinta sólo para ver en donde termina todo.
El desenlace tiene dos situaciones de las cuales son muy convenientes y hasta una persona de la cual es obvio que haya realizado un acto despreciable que hace a nuestro protagonista no dormir. Aún así , la sorpresa que plantea la cinta a la mitad de la cinta y el constante sentimiento de desesperación hacen a «El Defensor» en una opción muy recomendable.