Crítica: El Juego Del Miedo VII

Es una decepción que la saga de Saw termine de tal forma.

Lo que en su momento inicio con promesas de grandeza, la saga de Saw termina en tantos pedazos como la centena de víctimas que se despacho el viejo. Muchos estaremos de acuerdo que desde la muerte de Jigsaw nada a sido igual, con excepción de la sexta parte que fue una inyección de aire fresco debido a lo relevante que son los engaños que realizan las compañías de seguros. Mientras con cada estreno anual, hemos sido testigos de como los creadores han destruido las características que distinguían a la serie.

Las pruebas mortales que imponía Jiwsaw sus víctimas, junto con las moralejas,  hacían que valiera la pena ver el sufrimiento de personas que se negaban a reconocer sus pecados, pero la falta de ideas llevó a que crear más situaciones de peligro, que  aunque ingeniosas, ya no transmitían la misma emoción y sólo nos dedicamos a ver sangre chorreando de la decena de maniquíes de plástico.

Entre la novedad del 3D y el atractivo de ser la última película capaz de aclarar todos los misterios (como si alguna vez nos hubieran planteado la idea de que existieran). Somos testigos de la batalla a muerte entre Mark Hoffman (Costas Mandylor) y la esposa de Jigsaw, Jill Tuck (Betsy Russell), para rellenar la duración de la cinta tenemos algunas escenas de víctimas en trampas 100% anti-fallos de la cual sólo la del «automóvil volador» es digna de mencionar. El mayor problema que tiene SAW 3D es que Mark es un pésimo villano, jamás logra llevar el legado de John Kramer (Tobin Bell) a nuevos niveles y se ve que sólo fue una escusa de los escritores para continuar.

Luego tenemos la aparición de un personaje que grita «FRAUDE» cada vez que aparece. Ya no es suficiente destruir si no sabotear el final de la primera película que hizo posible la plaga de secuelas. Al paso que vamos, en SAW XX veremos que todo fue culpa de las ratas del drenaje.

Esto se a vuelto un esqueleto de lo que fue y sólo aquellos que quieran ver pintura a chorros es posible que lo disfruten. Si es que todavía los creadores tienen cerebro para continuar por favor háganlo con un adecuado villano que entienda el legado de Jigsaw, era interesante, novedoso y le daba sabor a la masacre. De lo contrario, póngale la trampa inversa de oso a todo lo que otra vez nos hacen suponer será la próxima secuela.