Es una anomalia que la película sea estrenada una semana antes en Latinoamerica y no en el mercado más grande del mundo en Estados Unidos. Pudo haber sido la competencia , o que los pocos críticos que se sentaron a ver el filme no les gusto. Lo que les puedo decir es que no está tan pésima como la han hecho creer, algo enpalagoza, pero decente.
Dwayne Johnson ya lleva un buen kilometraje con estos papeles familiares y por lo visto a encontrado un mercado para sus intentos de actuación. Digo intentos porque lo que hace es sólo es ser él mismo, nada fuera de lo extraordinario. Reconozco que tiene personalidad y carisma, lo cual no muchos pueden presumir , pero necesita un personaje más complejo en alguna otra película (quizas de acción) que demuestre progreso con ya un buen de fimaciones encima.
Entonces tenemos la historia de Derek Thompson (Dwayne Johnson), un jugador de hockey que no cree en las hadas y ni en la mínima posibilidad de que los sueños se puedan hacer realidad al menos que existan las condiciones extraordinarias necesarias para lograrlo. En pocas palabras es un aguafiestas. Entonces las hadas de Hadalandia (que original) deciden castigarlo a servicio comunitario por dos semanas recogiendo dientes.
De ahí en adelante tenemos los chistes forzados del entrenamiento de hada, ver a un hombre musculoso pasar por las pruebas de vuelo , vestuario y persecusiones de animales varios. Todo suena divertido en teoría, pero no funciona del todo por ser simples trucos que ya hemos visto antes. Reconozco el esfuerzo de buen corazón porque no existe nada ofensivo ni fuera de lugar más que hacer reír sanamente.
Aún con el contrastre de los violentos juegos de Hockey contra la ternura de una histora de hadas, lo primero ayuda a mantener la atención de lo que se hubiera convertido un dvd obligado para noches de insonmio.
No existen sorpresas en la trama y el final se vuelve demasiado cursi empalagoza. Los elementos fantasiosos facilitan que la película sea dirigida mayormente al público infantil, mientras que los adultos disfrutarán ciertos momentos con la matriarca de las hadas Julie Andrews. Pero no se emocionen tanto que la actuación de la gran dama no viene con el encanto mágico con el que crecimos y nada más se la pasa gruñendo.
Al final, resulta ser una propuesta familiar inocente para estos primeros meses del año. Insípida, sin sorpresas y predecible.