Crítica: Héroes Verdaderos

En México no es fácil obtener los recursos financieros para producir una película y menos para llevar a cabo una de dibujos animados. Estaba dispuesto en aceptar cierto grado las carencias técnicas, pero no  en algo tan básico como poder organizar un  guión.

En teoría la idea de Carlos Kuri por combinar la ficción con hechos históricos es factible,  sólo que fue tanta su ambición por querer abarcar más de lo que era posible, manchando a la producción como otro intento mediocre… Lo cual no lo es. Si bien podría catalogarse como un esfuerzo sin los recursos necesarios para llevarlo a cabo.

La experiencia no resulta del todo agradable porque la trama fluye como una máquina destartalada que pierde su enfoque al contener a más de una docena de personajes. Aún con una duración de 95 minutos, más de lo habitual para cintas animadas,  hay escenas que se sienten apresuradas, sin el espacio suficiente para captar el momento y en otras ocasiones se nos expone a una que otra canción que grita irremediablemete  ser puro relleno, lo cual no me explico.

Al acto de malavarismo histórico hay que agregarle Napoleón Bonaparte, Carlos IV, Fernando VII y José Bonaparte. Como si se tratara un documental del History Channel para ser lo más verídico posible y mostrarnos las causas del movimiento independista. No era necesario tanto detalle, entorpece la narrativa con escenas que te provocan más dudas  que respuestas.

Durante la primera parte de la cinta conocemos a un grupo de adolescentes de diferentes clases sociales, que  a pesar de la situación de discriminación que se vivía, se convierten en mejores amigos. Con un tono cómico músical se logra fundamentar la relación de los personajes y sorprendentemente no está del todo mal. No hay que olvidar  que la cinta va dirigida a los niños y se entienden ciertas libertades para hacer más ameno el asunto.

Es a la mitad del filme cuando conocemos a nuestros héroes nacionales y el guión tiene una crisis de identidad al dividirse entre realidad y ficción. Conocemos a Hidalgo, Morelos y hasta Josefa Ortíz en momentos cruciales como versiones sacadas de las estampas biográficas que compramos en las escuela,  en donde vemos los grandes momentos en forma de ópera porque de lo contrario nos tomaría demasiado tiempo.  A lo que debo de admitir que no está tan mal las últimas canciones, en comparación de las del principio que ni tan siquiera rimaban las frases.

Desde la animación estilo Disney con ojos saltones, hasta la música con orquesta y banda sonora original. Se demuestra que el proyecto no fue llevado a cabo para ser un estreno en DVD de esos que terminan en las tiendas  del supermercado, lo que lastimosamente a momentos nos da la impresión al no poder evitar comparar  la cinta con  las producciones de los grandes estudios estadounidenses.