Crítica Invasión del Mundo: Batalla Los Ángeles

Imagen de la película Invasión del Mundo: Batalla Los Ángeles

¡Cuidado! Nos invade chatarra.

¿Qué tipo de civilización sería capaz de invadirnos de tal forma? ¿Qué ya valemos tan poco en el ranking galáctico para que subcontraten?  Por lo visto ya no existe alguien capaz de hacerlo con algo de diseño industrial. Ya que andan por estos rumbos al menos deberían  de hacerse un favor y secuestrar algunos ingenieros , diseñadores gráficos, o al menos herreros. Se lo perdone a Distrito 9 porque al menos  los aliens dieron la cara y eran refugiados, pero esta parecen títeres envueltos en chatarra. Pero en serio, dejando la estética atrás, ¿quién fue el genio táctico de esta raza alienígena que se rompió la cabeza en idear un plan de invasión tan sutil como para no destruir todas nuestras capacidades bélicas antes de hacerlo?

Esta película es un continuo reciclaje de clichés que se vuelve como una aburrida visita al zoológico  – Mira ahí esta la jirafa, luego el elefante , un león, ¡Otra vez Michelle Rodríguez de Marine!- ¡Ahh! Es de la fuerza aérea. Ya sólo le falta la armada para completar su pasarela. Es así como cada minuto es un completo recordatorio con cada palabra de diálogo que nos hace suspirar  en mejores películas que hemos visto. Hasta el director el director Jonathan Liebesman realiza las mismas tomas de siempre,  los mismos trucos de cámara y así podría continuar porque no existe nada de original.

Esta película es un ejemplo de lo que no se debe seguir haciendo. Ya basta de empezar la primera escena cuando todo se va a poner emocionante y luego regresar horas después para conocer las víctimas de la masacre. Se tiene uno que esperar veinte minutos para regresar a donde empezamos, luego cuando estaba emocionado por ese sentimiento que prelude algo grandioso con tomas aéreas de destrucción masiva y explosiones, comienza la primera misión que parece el guión robado de un videojuego y así una y otra vez lo mismo.  Todo es en base a objetivos que los personajes deben de cumplir, no existen sorpresas durante su recorrido y todo es en base al tamaño de las explosiones hasta llegar a destruir algo enorme en le desenlace.  El único inconveniente es que al menos disfrutas cuando estas jugando y no cuando sólo te toca ver porque no te prestan el control.

Los extraterrestres son una vergüenza como efecto visual, de diseño, de arte, de concepto. Son seres borrosos que disparan a lo lejos con armaduras metálicas que cuando les disparan hace que se tambalen sin cesar como juguetes. Sus naves son chatarras voladoras que causan pena. Sus balas no son de láser, sepa que disparen. Cualquier disparidad tecnológica no se aprecia y me hace suponer que si no fuera porque nos encontraron desprevenidos les hubiéramos ganado. Son tan patéticos que tienen que interceptar nuestras comunicaciones para localizarnos, al menos cómprense una cámara de detección de calor.

La pereza del guionista no puede ni darnos una explicación del porque nos invaden, todas son suposiciones. Llega a tal grado que ni se nos explica el gran secreto del protagonista porque también suponemos que cometió errores. El final resulta en un continuará tan obvio que ni una conclusión pudo darnos.

Los personajes son la típica mezcla de actores globalizados que como siempre se les olvida tener personalidad. Aaron Eckhart hace lo que puede y hubo al menos dos escenas en particular que me hacían desear que el resto fuera más que competente.

Si quieren ver explosiones sin parar por alrededor de una hora, esta es una cita obligada para ustedes. El resto sólo vera chatarra volar los cielos tan patética que el video You Tube utiliza técnicas revolucionarias en efectos visuales.