Crítica La Dama de Negro

Daniel Radcliffe en La Dama de Negro

Es una de tantas películas que propaga el legado de las casas embrujadas, pretendiendo brindar algunos sustos al público con los mismos trucos de siempre.

Como ya se a hecho costumbre con este tipo de filmes, debemos de esperar una buena cantidad de minutos para que la intensidad de los fenómenos paranormales lleguen a perturbarnos. Uno llega a pensar que con el paso de los años, se vuelve inmune a este tipo de películas que usan sombras, sonidos, rechinidos, oscuridad y movimientos de objetos, para lograr alguna reacción en nosotros. Es por eso que hay que agradecer la convicción del director James Watkins por continuar con los clásicos, si no fuera por la habilidad del equipo creativo con una excelente escenografía y ambientación, entonces estuviéramos hablando de otro producto desechable.

Para que funcione la trama, es necesario que esta se ubique hace casi un siglo atrás, en donde sólo hay un coche en una desolada comunidad de Inglaterra que es acechada por una terrible maldición. Todos sus habitantes están convencidos que se trata de la misteriosa «dama de negro», que solamente trae la muerte de los infantes. Nada de lo anterior conoce el despistado Arthur Kipps (Daniel Radcliffe), quien por motivos laborales, debe de llevar toda la tramitología para la venta de una espeluznante mansión.

Es agradable ver de nuevo a Radcliff intentando llevar su carrera de actor lejos de la sombra de Potter, resulta hasta entretenido ver como se esfuerza por no recordarnos al mago, sólo que en ocasiones, lo anterior se manifiesta con momentos en donde parece que entra en estado catatónico o como si tuviera una camisa de fuerza que reprime los sentimientos. Si es que desea continuar, más vale que consiga algo de versatilidad, de lo contrario, es mejor que se vaya despidiendo de los protagónicos en futuros proyectos. Por eso, ante la falta de presencia del joven actor, es tristemente opacado por cualquier otro personaje con el que tiene que compartir escenas,  que van desde el chofer y el colmo es que hasta la tétrica mansión se impone como otro personaje más dentro del elenco.

Me hubiera gustado alguna historia personal y no una buena cantidad de extras que sabemos que no tienen mucho tiempo en este mundo, actuando aterrorizados hasta de su propia sombra. Es por eso que cuando llegan las desgracias, no tienen el peso requerido, claro que los detalles musicales, extraña ambientación y sensación de catastrofe ayudan, pero no es suficiente para transender del impacto inicial que nos provocan la muerte de inocentes. A los únicos que se les dedica tiempo para relatar sus experiencias es la pareja de Sam y Elizabeth Daily (Ciaran Hinds and Janet McTeer), quienes van en contra de lo que la gente del pueblo piensa y sólo están para resolver el misterio de la «dama de negro».

Durante todo el filme estaba dudando de la existencia paranormal de «la dama de negro», como que no procesas más todo ese asuntos de fantasmas y esperas que con el transcurso de los minutos las explicaciones lleguen. Es el misterio lo que resulta ser lo que te mantenga atento a la película y no tanto los elementos tan familiares que se utilizan para espantarnos. Por supuesto que existe dos que tres espantos, aún con el paso del tiempo la fórmula funciona cuando está en buenas manos,  es simplemente que no es lo suficiente para brincar del asiento, ni para traumarnos durante una hora y menos de por vida.

El desenlace resulta adecuado y hasta dentro de la lógica de todo lo que el Sr. Kipps a tenido que experimentar. Al menos, no me sentí traicionado o estafado, pero tampoco maravillado. Es simplemente una buena película, que tiene la dicha de explotar la fama de Radcliff, porque de lo contrario muchos de ustedes ni los avances estarían dispuestos a mirar.