Crítica: La Isla Siniestra

Leonardo DiCaprio protagonista en La Isla Siniestra

Me he tardado algo (mejor dicho meses) en ver la obra más reciente de Martin Scorsese y su musa preferida de Leonardo Di Caprio. Se a vuelto como Almodobar lo es con Penélope Cruz. Aún así, con estos dos juntos esperas algo de calidad en la producción, y así fue.

Esta cinta es mejor verla dos veces por la cantidad de pistas que desde la primera escena se van espolvoreando, ya al final casi todo es evidente con la verdadera naturaleza de Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) pero el detalle para llevar a cabo el clímax no se aprecia del todo. Es precisamente en el desenlace donde la cinta se juega el todo por el todo y el espectador valora el tiempo que se llevó para llegar a la gran revelación.

La historia se desarrolla en 1954, cuando dos los agentes federales, Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) llegan a la institución mental localizada en una isla remota, para investigar el caso de una paciente desaparecida.

Al principio todo parece indicar ser una simple investigación de rutina y nos creemos el cuento por la pasión con la que desarrolla el personaje DiCaprio. Todos aquellos quienes deseaban su caída después de Titanic, han de seguir esperando porque el joven demuestra con cada producción que esta dispuesto a seguir aprendiendo y en especial extendiendo su rango para interpretar personajes. Quizás nunca llegará a ser tan versátil como Johnny Depp y en mi opinión personal creo que le hace falta una interpretación más arriesgada, como que siempre sigue sobre la misma línea de personajes dramáticos angustiados, con rostros fruncidos o de espanto.

El maestro Martin Scorsese logra un excelente trabajo de ambientación. Se toma su tiempo con tomas aéreas y vistas espeluznares de los escenarios, que bien pareciera que estamos viendo una película de terror. Luego hasta se introduce en oscuros pasadizos dignos de ser catacumbas y hasta se da el lujo de darnos a conocer uno que otro desquiciado vagabundeando.

El problema esta en la estructura del guión que al final se desmorona en su propio peso. Crea durante tanto tiempo la expectativa de que algo esta definitivamente mal ( y lo está), que sólo el espectador puede juzgar si el baldazo de agua fría que nos avientan en los últimos minutos justifica tanto tiempo esperando. El director se toma sus libertades y en momentos es hasta cansino en la forma de relatar la trama, fácilmente se hubiera reducido al menos unos veinte minutos la duración.

Otra situación que puede que algunos les afecte, es que el gran secreto se ve venir como a los dos tercios de la película. Fue el pasado tormentoso de Teddy Daniels lo que para mi gusto me dejó satisfecho y hasta el la audacia del Dr. John Cawley (Ben Kingsley) de llevar a cabo tan elaborado plan.