Crítica: Machete

Danny Trejo protagonista de Machete

La intención de divertirse de Robert Rodríguez se ve plasmada en su última gran producción. Es que no existe otra forma de ver este delirio de basura cinematográfica que glorifica un género setentero por más extinto. Bien que todo este show le pudo haber salido pésimo, tantos elementos negativos juntos sólo pueden disgustar o peor hacer que salgamos corriendo del cine (puede que algunos lo hagan). Lo cierto es que el director logra transmitir esa energía de niño después de haber hecho una travesura y los resultados son más que satisfactorios.

Cuando ves la lista de actores no puedes ni imaginar que tales personalidades estén allegadas a tal proyecto: Robert De Niro, Steven Seagal, Jessica Alba, Michelle Rodríguez y hasta la polémica Lindsay Lohan en un proyecto que por sanidad de sus carreras nadie se atrevería, pero ahí están y lo mejor es que el protagonista principal de Danny Trejo (Machete) no es opacado en ningún momento. Claramente se ve que se la están pasando a todo dar exclamando absurdidades, desvistiéndose y salir disparados a todos lados por explosiones. Tampoco entre los requisitos se requieren de actores shakesperianos, pero lograr su objetivo.

Resulta que Machete es un ex agente federal exiliado de México, ahora viviendo en Texas como cualquier otro inmigrante. Cuando gente nada amigable le solicita sus servicios para asesinar al senador John McLaughlin no se necesitan muchos sesos para saber que nada sale como lo acordado.

Desde el principio la película establece que no será producto de censura de ningún tipo. Hasta reta a nuestra imaginación para adivinar de que tantas formar Machete puede destruir a sus enemigos una y otra vez. Si bien las escenas pueden ser a momentos repetitivas, es la variedad de personajes, ridículos diálogos, explosiones exageradas y lo absurdo de la trama lo que nos mantiene riéndonos de vergüenza ante lo que estamos viendo.

Es muy difícil establecer un límite entre acción y comedia, pero Robert Rodríguez sabe que nada de lo que este haciendo puede tomarse en serio y hasta exagera en los errores. Literalmente nos guiñe el ojo cada vez Machete se le ocurre usar los intestinos de un hombre como mecate para salvarse, o ver toda mujer a una distancia de 10 metros a la redonda, rendirse a los pies de su héroe.

El uso exagerado de elementos mexicanos, parecieran como si fueran un grito desesperado por mantener la identidad de una población que a cada momento está siendo segregada en un país que te pide documentos para ser privilegiado con derechos básicos. Rodríguez nunca retrae en mostrarnos  la hipocresía de un sistema migratorio ahora restringido a los mismas personas que llegaron a ese país para fundarlo. Acepto su versión de protesta, quizás sólo así pongan atención aquellos americanos de hueso colorado que piensan que son los reyes del mundo.