La única forma de que nos tomemos en serio la premisa de Pirañas prehistóricas carnívoras, es con humor y hasta con sexo para aquellos que no le es suficiente animarse a ver la cinta. De otra forma se hubiera vuelto en otro 2012 lleno de efectos visuales sorprendentes, pero con una esterilidad para transmitir emociones que hacen inútil tan siquiera el esfuerzo de haber realizado la producción.
Para mi sorpresa, desde los primero minutos logra el director Alexandre Aja infundir una atmósfera de suspenso con sus tomas de camára submarina acechando a las futuras víctimas. Tampoco se olvida de mostrarnos la alegría juvenil del «Spring Break» con tomas de mujeres desnudas danzando en el fondo del Lago Victoria como si fueran sirenas y abundantes bustos de muchachas felices por la cantidad de alcohol ingerido. Lo anterior pareciera suficiente motivo para creer que es una porquería de la cual no se logra consolidar como entretenimiento, pero es precisamente su falta de seriedad lo que hace nos olvidemos de algunos errores cometidos y al mismo tiempo pasar un rato, ahora si que es tan mala como buena de lo descarados momentos que nos ofrece.
El efecto 3D es explotado al máximo para mostrarnos los borbotones de increíbles cantidades de sangre brotar sobre las indefensas, alcohólicas y bellas víctimas. Sorprendentemente algunas hasta llegan a sobrevivir más del tiempo requerido cuando por lógica la hemorragia sanguínea debieron de haber expirado mucho antes de los que algunos cómicamente sobreviven, en especial aquél que llora demasiado por su miembro reproductor.
No hay que esperar demasiado de las actuaciones, que al máximo se pueden considerar mediocres . En especial los niños a los que como aplaudía a las pirañas porque recibieran su alimento. El resto del elenco juvenil apenas a duras penas podían fruncir las cejas para mostrar emoción.
Lo bueno es que los 80 minutos de duración de la cinta hacen que no se canse uno de ver la carnicera humana y todo termina justo a tiempo cuando el guión comenzaba a ordenar una serie de eventos inesperados que ya no deberían de existir como el encendido de último minuto por parte del vehículo, lancha u otro objeto necesario para que la víctima a ser sobreviva. O las decisiones de los protagonistas en la escena del rescate donde las pirañas les debieron de haber escupido pedazos de cerebro, por fortuna la masacre nos distrae y nos olvidamos de los personajes por completo.