Crítica: Sherlock Holmes

Robert Downey Jr. y Judd Law protagonistas de Sherlock Holmes
Sean bienvenidos a House: La película.

Es como ver un episodio extendido de la serie en la antigua Inglaterra , con Hugh Laurie interpretado por Robert Downey Jr. , Wilson por Judd Law y Cuddy como Irene Adler (Rachel McAdams). Aún conociendo que la inspiración de la serie televisiva fue precisamente de Sherlock Holmes, durante el transcurso de la película no dejas de notar similitudes que se vuelven un fastidio para un fanático de House que intente disfrutar la trama.

Sin que sepamos lo que sucede. Todo empieza con una emocionante captura por parte de nuestro dúo dinámico para detener al asesino Lord Blackwood (Mark Strong). Cuando es sentenciado a muerte y misteriosamente regresa a la vida es que Holmes se siente motivado para continuar con la cacerí­a de este sobrenatural villano.

La película no está mal. Entretienen las actuaciones de ambos protagonistas, la trama te mantiene dudando de los supuestos misterios y obtienes dosis de acción cuando tu mente comienza a divagar de lo repetitivo que se vuelve el asunto. Aún así no me sentí del todo satisfecho. Me tomó algo de tiempo reflexionar en cual era el problema y es entonces cuando decidí seguir los métodos de deducción de un detective para encontrar las fallas.

No puedo culpar a Robert Downey Jr. quien demuestra de nuevo su capacidad para interpretar personajes fuera de lo común. Su carisma es un aliciente a lo que es capaz de hacer. Tampoco tengo inconveniente con Judd Law con quien logró lo que muchos no han podido y es tener algo de química con tu compañero de reparto.

Es entonces cuando sigo y me encuentro con que el villano no fue tan convincente para aterrarse con sus aparentes poderes. Es más, parece que no tuvieron confianza en el actor porque aparece escasamente. La desilusión llega al final cuando pasamos la mayoría del tiempo convenciéndonos de lo misterioso de sus asesinatos, para que en una escena común , sin crear suspenso nos tumben la ilusión y literalmente dejan al gran Lord Blackwood parado y pelando ojos para todos lados. Pero no se preocupen que no existe tiempo de pensar en esas cosas, porque estamos tan emocionados por las ya acostumbradas escenas de acción del final que ya saliendo del cine es cuando te viene el mal sabor de boca.

La cinta es constante en los eventos que suceden en el transcurso de la historia. Primero existe un muerto, misterio, dilema o caso que resolver; luego Holmes y Watson inician a examinar las pruebas, dialogan, discuten, se golpean , llegan a conclusiones. Ya para terminar no puede faltar la batalla épica con el villano: ya sea un gigante de 2 metros, un boxeador amateur, Ministro de Interior, y ahí le siguen. Ahora repitan la misma formula alrededor de 5 veces durante 128 minutos y tenemos «Sherlock Holmes».

En mi humilde opinión el más grande error fue basar la temática en los ya comprobados inexistentes poderes mágicos. Es algo que ya ha sido superado y no ocasiona mucho asombro. El esfuerzo para convencernos fue de 90 minutos, los cuales hubiéramos pasado viendo otro filme.

Debo de admirar los méritos técnicos para recrear el mundo de finales del siglo XIX. La energía de las tomas de cámara por parte del director Guy Ritchie tampoco pueden pasar desapercibidas. Juega mucho con los movimientos lentos (slowmo) durante las peleas a golpes y en especial en una escena explosiva a la mitad de la cinta que resultó tener en mí el efecto dramático esperado. Si acaso utilizó demasiado los trucos de cámara es por la necesidad de crear un sello único a la producción.

Es raro que alguien no conozca el famoso detective, la mayoría de los misterios derivan de las novelas de Sir Arthur Conan Doyle. Ante el legado debes de ofrecer algo distinto y aquí lo han hecho. Reconceptualizar como superhéroes de acción a Holmes y Watson fue una opción viable y rentable. Con la aparición de Moriarty se busca crear una serie de cintas que sea favorable a los jóvenes ignorantes del icono literario y al parecer lo han logrado con una excelente recaudación en taquilla.

Al final deben de dar gracias por dos adecuadas actuaciones que salvan a Sherlock Holmes de la mediocridad, los momentos de comedia y las constantes peleas que evitan el sueño. Del libreto mejor ni hablo que se me antoja ver mejor al Dr. House.