Crítica: Skyline

Imagen de la película Skyline

En el remake de «La Guerra de los Mundos» existe un momento en donde la película se  hunde como plomo en el agua. Es cuando los protagonistas se refugian en el bunker del loco y son raptados en una de las máquinas alienígenas que toda la emoción simplemente desaparece y sólo sigues sentado mirando la pantalla por inercia.  Los efectos especiales  nos despiertan de la fantasía porque se vuelven tan irreales que tú mismo ya no crees lo que estas mirando. Ahora imagínense esas breves escenas multiplicadas en una película sin las actuaciones, ambientación, ni dirección que lo respalde. Si Spielberg al final no pudo,  menos los hermanos Strause.

Los primeros minutos casi me convencen de que todo había sido producto de la mala publicidad. Inmediatamente somos testigos de luces caer del cielo y hasta un aterrador encuentro cercano del tercer tipo que termina con la pantalla indicándonos que hemos regresado quince horas antes del gran evento.  Dentro de mi pensé que no podía ser tan malo, después de todo,  el chiste es que conozcamos la vida de estos individuos para que nos importe lo que les sucede.  El problema es que son personas tan superficiales, que sus supuestos conflictos nos hacen simpatizar con los extraterrestres para que los asesinen a simple vista.

Los actores fueron obtenidos en una barata del sindicato, los cuales por obvias razones no hemos vuelto a ver en series de televisión y mucho menos en el cine. Cada vez que Elaine (Scottie Thompson) y Jarrod (Eric Balfour) intentaban alguna escena romántica era doloroso, en verdad que la cinta funciona mejor cuando nos saturan de efectos especiales con los desechos de pulpos voladores de «Matrix».

Por lo general todo lo que tenga que ver con monstruos gigantes o naves de otros mundos  tienen como costumbre atacar en la noche, cuando sólo vemos sombras tenebrosas que acechan a víctimas despistadas que ni tiempo tienen de voltear. Por fortuna la acción se desarrolla durante la mayor parte del día, con enormes vistas que no tienen temor de mostrar detalles de la amenaza alienígena que acecha nuestro mundo, el lado negativo es que si no se tiene la calidad suficiente los pixeles son evidentes, algo que se puede notar cuando lo digital actúa sobre lo real.

Ya con tantos kilómetros recorridos en este género de invasiones, los creadores de la película no se que pretendían. La trama es una larga persecución, con momentos serios que salen cómicos y con un final abrupto tan pésimo que te deja con un mal sabor de boca.