Crítica Tron: El Legado

Garrett Hedlund protagonista de Tron El Legado

La belleza de un pésimo libreto

Tenía diez años cuando por primera vez vi Tron. Era una mañana de domingo cuando por televisión observaba a un grupo de personas disfrazadas con extraños trajes y en medio de un aparato guiado por un cable suspendido en el aire. Inmediatamente le cambie de canal. ¿Qué podían esperar? En aquellos tiempos los celulares eran del tamaño de ladrillos, el internet masivo era inexistente, todo lo que tenía que ver con mundos virtuales e inteligencia artificial eran en verdad ciencia ficción que difícilmente podía uno comprender. Es por eso que Tron se volvió en un clásico de culto, era innovador en todos sus aspectos, conforme pasaba el tiempo la película se volvió relevante a tal grado que fue la inspiración de un buen número de películas.

Nadie se había arriesgado a realizar la secuela hasta ahora. No porque no quisieran, simplemente no existía el talento necesario para sobrepasar la versión original.  Es entonces que después de 28 años por fin vemos en pantalla  el sueño de un considerable número de fanáticos que encontraran una película algo mejor que el promedio y nada más.

Lo primero que podrán percibir es la excelente banda sonora de Daft Punk que nos guía a través de un montaje de remembranza de aquellos años ochenta, que fueron claves para la industria de los videojuegos. Así comienza la historia de Sam Flynn en su búsqueda por encontrar a su padre que se encuentra atrapado en la red.

Si es posible asistir a una sala IMAX o 3D , háganlo. Los efectos visuales son alimento para nuestros ojos. No había experimentado tal sensación desde Avatar. Lejos de innovar en la tecnología visual y llevarla a otro nivel, es el diseño del mundo virtual lo que cautiva a cada instante. Otros han fracasado en hacer que los efectos especiales tengan peso en sus movimientos, un ejemplo es el Hombre Araña que parece un muñeco de trapo cuando surca los aires. Sin errores los creadores logran hacernos creer que esta realidad existe y nunca dudas de la falsedad de lo que observas en pantalla.

Los actores también respondieron al reto y debo decir que nunca me hubiera imaginado aceptar el personaje que interpreta Olivia Wilde. Cuando la vi en el elenco pensaba que lo iba ha arruinar todo, no se me quitaba de la mente lo pésima que es en «House». Pero no fue así, con cierta chispa y alegría interpreta a Quorra con tanta humanidad que hasta da gusto conocerla. Puros halagos para Jeff Bridges (Kevin Flint y CLU 2.0), que hace dos personajes a la vez tan distintos que lo único que tienen en común es su apariencia. Es gracias a él que nos interesamos en tanta fantasía, aunque no funciona del todo. Y por último está Garrett Hedlund (Sam Flint), que sin ser un fastidio logra guiarnos en la nueva visualmente mejora red, es capaz de no llevar el sentimentalismo al extremo y hacernos creer que está peleando con algo más que pixeles.

Es el guión quien lo arruina todo.

La promesa de seres digitales llamados ISO, que revolucionarían nuestras forma de pensar. Son una escusa de al menos cinco minutos de explicación de muchos porqués para luego enfocarnos en un buen número de persecuciones por diferentes medios de transporte , que con excepción de las moscas voladoras, el resto son los mismos que vimos en la película original. Luego nos llevan a un bar para que nos ayude el famoso actor Michael Sheen en lo que parece reciclaje de Matrix 3  (por supuesto que versión familiar). ¿En dónde quedó la originalidad?  Si no fuera por la calidad de la producción, no existe nada que me indique que Tron valga la pena. En serio no les alcanzó 28 años para poder idear un libreto capaz de proponer nuevas ideas. Creo que «Digimon» hizo hasta un mejor trabajo en mostrarnos los peligros de un mundo virtual.

Será difícil que veamos una tercera parte. Los números en taquilla no le favorecen a Tron. Me fue muy difícil conseguir la primera película y eso es culpa de Disney que en vez de promover con un reestreno al menos en DVD, para conocer cual era todo el alboroto. Se dedicó a vender la idea de un Matrix moderno con luces de neón