Crítica: Una Cena para Tontos

Contrario a lo que uno espera de una comedia, la película no ofrece la cantidad de risas suficientes para sentirse satisfecho. Es como ese tipo de series de televisión a las que les tienes que agregar las risas grabadas para que por lo menos sepas cuando reírte y darte cuenta que lo que acabas de ver es un chiste.

Tim Conrad (Paul Rudd) es un ejecutivo financiero que  con el fin de lograr un ascenso es capaz de hacer lo imposible para complacer a su jefe. Finalmente a un paso de su meta, es invitado a una cena de gala donde el único requisito es traer a un tonto para divertirse.

El tonto resulta ser Steve Carell, que nada extraño a los personajes con carencia encefálica, logra crear otro el cual no hemos visto. Si bien no cae mal, tampoco logra hacernos reír a carcajadas porque nunca llega a tener el material suficiente más allá de una serie de eventos desafortunados. Todo su personaje se basa en ser lo más fastidioso posible con Paul y tener un pasatiempo fuera de lo común. Nada que ya no hayamos visto.

Sólo durante la cena con el par de millonarios me logró hacer reír como esperaba y eso fue  gracias a que se manejaron muy bien los tiempos entre los diálogos. Ni durante el clímax el director Jay Roach fue capaz de manejar  todos los elementos involucrados para tener al menos un incremento de emociones, todo resultó como escupitajos de diálogos para haber que es lo que pega.

Teniendo a actores de los cuales sabemos de lo que son capaces, no me puedo explicar como Zach Galifianakis puede ser tan aburrido. Creo que es por lo exagerado que resultan los personajes y nada de la lógica para creerles su aparente estado de idiotez.

Al parecer la película basa su premisa en la versión francesa del mismo nombre, del cual ahora me encuentro interesado por conocer como pudieron manejar a tantos tontos al mismo tiempo o por lo menos mantenerlos interesantes.

Simplemente esperaba pasar un buen rato y me quedaron debiendo. Nunca el material fue el adecuado para que los actores  demostraran lo que ya se que son capaces de hacer.