Crítica Una Separación

Una Separación

La multigalardonada película iraní por fin hizo su estreno en México, con toda la apatía que el cine de arte recibe en nuestro país. Con sólo un puñado de salas en la Ciudad de México, en una tristeza saber que el libreto de Asghar Farhadi no será valorado por una mayor audiencia.

Esta es una película ‘equilibrista’, en donde tiene que sortear los peligros de censura por parte del gobierno de Irán, los temas religiosos, sociales y hasta lo que se dice al momento de agradecer en los premios de la crítica. Es una visión de una sociedad que se aferra a su forma de vivir, sin ser un manifiesto o cualquier pretensión por educarnos. Prácticamente es una ventana a un mundo ignorado, donde la propaganda se aferra a mostrarnos la violencia y el fanatismo, olvidándose de la humanidad que todos compartimos. Por eso el drama que nos presenta Farhadi se vuelve tan cautivante.

La trama inicia en un juzgado en donde la pareja de 14 años de casados está discutiendo la demanda de divorcio por parte de Simin (Leila Hatami). Ella alega que su marido Nader (Peyman Moaadi)  había acordado en irse a vivir al extranjero junto con su hija adolescente Termeh, con el fin de tener futuro mejor. Pero el hombre no desea irse del país porque su padre que tiene Alzheimer’s esta viviendo con ellos y no piensa abandonarlo en un asilo. Para acabar pronto, el juez no amerita que es causa de divorcio y ella decide irse de la casa, sin antes recomendarle una persona humilde para que le ayude a cuidar a su padre y así el poder irse a trabajar al banco.

Al inicio no tiene nada de espectacular, hasta te la pasas preguntando que tanto han visto los críticos en lo que aparenta ser un drama común. Es con el transcurso de los minutos que la trama comienza a dar giros inesperados en su historia, que se puede comparar a una bola de nieve deslizándose en una montaña y terminando en una avalancha… pero de complejidades. Ya nada más estaba esperando otra calamidad que ocurriera, como si el universo estuviera conspirando.

Sin emitir juicios, la película navega temas sobre la responsabilidad de un hijo a su padre, como también a su familia. ¿Qué tanto estas dispuesto a sacrificar? Es a partir de esa premisa que una simple mentira ocasiona reacciones en donde menos las esperas.

Nada de lo que se debate en pantalla hubiera sido tan intrigante si no fuera por el increíble libreto de Farhadi. Cada uno de sus personajes llevan una lógica en sus decisiones de las cuales aún saliendo del cine te quedas en duda si tal individuo hizo lo correcto. No existen decisiones fáciles y mucho menos villanos que se bañen en maldad, porque cada pedazo de diálogo se vuelve una tesis de sus personalidades, que a pesar de contener ciertos aspectos culturales y religiosos, fluyen del contexto de la sociedad iraní y no como un sermón del que tenemos que soportar explicaciones o compadecernos de que prevalezcan tales reglas que para nosotros del occidente nos parecen absurdas.

Si acaso lo único que se les puede debatir, es lo exagerado en como se llegan a complicar las circunstancias. Me quede entre sorprendido e incrédulo de que algo así pueda pasar, por supuesto que ante todo es ficción, pero la maravilla del libreto es como fundamenta todos estos hechos en algo coherente que te invita a reflexionar.

Les advierto que la película no es para todos, necesitan tener afinidad al drama que se les plantea, de lo contrario sólo verán un montón de diálogos que simplemente les provocará sueño. Si están dispuestos ha aceptar la propuesta, créanlo que tantos premios son bien merecidos.