Crítica: Verónika decide Morir

Existen demasiados casos de suicidio llevados a la pantalla grande, es por eso que se debe de tener en consideración que la película esta basada en el libro del mismo nombre, escrito por Paulo Coelho.

Resulta que Verónika (Michelle Gellar) ha tenido suficiente con su vida y termina por tragarse medicina como si fueran chicles. La lógica indica que sobrevive porque solamente llevamos diez minutos en la película y en nombre de la protagonista se encuentra en todos los carteles promocionales. De ahí en adelante vemos a Verónika lidiar con su estancia en un centro psicológico y conociendo nuevos amigos.

Soy de la opinión que dándole un buen guión, la actriz Michelle Gellar tiene con que para interpretar papeles importantes. Su presencia en pantalla y simpatía hicieron que Buffy cobrará vida más allá de la pésima película de donde inició. Estonces es grato verla interpretar a la deprimente de Verónika, aún cuando la temática no sea de risa. Su versión de una chica al borde del suicidio no llega al fastidio porque mantiene al personaje siempre enfocado en el objetivo y no en las payasadas que tiene que hacer para conseguirlo.

La dirección de Emily Young es muy pasiva, incluso llega a la timidez, por lo que se siente la duración de la película ante la gran cantidad de escenas de relleno con vistas a la escenografía sin diálogo. Pero a pesar de eso, nos hace querer a Verónika y en especial los últimos minutos se convierten en un gusto ver el desenlace de su conflicto.

Otro punto a favor, es que nunca se llega al drama o tragedia, si no en como hacer que Verónika valore su vida, al ser ella misma la que se ha saboteado Para lograr el objetivo es necesario el Dr. Blake (David Thewlis) y Eduard (Jonathan Tucker), un paciente muy interesado en Verónika.

El clímax se reduce a una verdad que resulta mentira y por lo que estamos muy agradecidos. Nada de explosiones, gritos de histeria, si no un aprendizaje sobre la oportunidad de vivir y sobre todo el valor que tiene ver un nuevo amanecer.