Creyendo que ahora más que nunca con el caos de la reciente recesión económica era apropiada una secuela, se decide el director Oliver Stone por retomar la vida de Gordon Gekko (Michael Douglas) después de su nada gloriosa caída del mundo de los negocios.
De nuevo utiliza el guión la estructura de contar la historia de un novato del mundo de las finanzas para mostrar el lado oscuro de aquellos responsables de manejar el dinero.
Con nuevas lecciones que enseñarnos Jacob (Shia La Beouf) es el protagonista del derrumbe de las bolsas de valores en 2008 al ser empleado de lo que en esta cinta es la versión de Bear Stearns. Por razones del destino también es el novio de la hija de Gekko, así que es inevitable que no tenga contacto con el viejo lobo de mar. Su motivación principal es el obtener 100 millones de dólares para un proyecto innovador de energía, muy lejos de devoradora ambición de Bud Fox que le dió el impacto a la primera cinta.
Nos la pasamos la mayor parte del tiempo de un lado a otro mientras vemos a Jacob hacerla de investigador y aprender de su futuro suegro la realidad del mundo. Shia La Beouf no lo hace de todo mal, sólo que le falta más fuerza al momento de interpretar personajes, aún cuando se enfada parece más un aspaviento de adolescente que la reacción de un hombre que esta perdiendo todo en la vida.
Por fortuna a Michael Douglas no se le a olvidado como interpretar su personaje, ahora es la evolución de aquel ser hambriento de poder que regresa hasta con una justificación sobre su incesante deseo por tener dinero. Conocedor de la situación económica, ahora hasta nos ofrece lecciones de moralidad del sistema del cual vivió por muchos años. El actor sigue robando cámara hasta con su presencia, lo que no me explico el porque no el guión se enfocó 100% en su personaje.
Luego la cinta se inclina más en ser un drama familiar que una moraleja de la actual ambición por parte de nuevas versiones de Gekko. Para colmo , el nuevo villano Bretton James (Josh Brolin) no llega a ser tan amenazante o sabio para creerle su supremacía, es más como una excusa para llevarnos de escena en escena y es desechado fácilmente.
Es recompensante ver que ciertas cosas no cambian y el desenlace sigue la lógica de la personalidad de Gordon Gekko, pero sin la tensión de la primera parte, ni el inminente riesgo de que el mundo se está yendo a la basura, el resultado no es el mismo.
Trailer Wall Street 2, El Dinero Nunca Duerme
Nada que ver, no la liguen con la de los ochentas , no sean malos !!! ….. esa pelicula de aquellos años te dejo la sangre en el cuello, esta ,,, en la escena final ,, por favor ,, parecia mujer casos de la vida real !!
No es que la quiera ligar la cinta afuerzas con la de los ochentas. Simplemente por ser una secuela no puedes evitar de tener en cuenta la anterior. Pero creo que tienes razón, está vez fue más melodrama.